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UPDATE: ¿Ha aumentado el “amor” de los latinos hacia Donald Trump?

Varias veces en el Detector de Mentiras hemos desmentido los alegatos de Donald Trump de que la comunidad hispana en Estados Unidos lo respalda o “lo ama”.

Pasados casi dos meses desde que Trump confirmó su triunfo en las primarias republicanas, revisamos si ha habido algún cambio, y si existe alguna indicación de que los latinos ciertamente aman a Trump, o al menos están empezando a quererlo.

¿Las encuestas muestran un repunte de Trump?

La más reciente encuesta de la prestigiosa firma Quinnipiac University Poll generó esperanzas a Trump y sus seguidores, no sólo por la mínima diferencia que señala entre el republicano y Hillary Clinton en la elección general, 42% vs 40% en favor de la demócrata, sino por el relativamente alto respaldo que le da a Trump entre votantes latinos.

Según el estudio, 33% de los latinos consultados tiene la intención de votar por Trump, frente a 50% que se decanta por Clinton. Tal cifra superaría las de Romney en 2012 y McCain en 2008, y luce muy positiva para la campaña, sobre todo por aparecer poco después de la controversia entre el republicano y el juez, de familia mexicana, Gonzalo Curiel, la más reciente de las muchas polémicas entre el multimillonario y la comunidad hispana en Estados Unidos.

Pero las buenas noticias para Trump se acaban ahí. A pesar de que se trata de una respetada encuestadora, de momento es la única que pinta un escenario positivo para el magnate de bienes raíces, y hay que considerarla una ‘outlier’. De hecho, hace apenas un mes, la misma empresa encuestadora indicó que 65% de los hispanos pensaban votar por Clinton, frente a tan sólo 18% que daba su apoyo a Trump.

Un mes alrededor del 20%

Otras cinco encuestas realizadas a finales de junio muestran un panorama muy poco alentador para el virtual nominado republicano. Public Policy Polling (PPP) coloca a Clinton arriba en el voto latino 82% vs 13%, mientras que para IBD/TIPP la lucha por el voto hispana está 66% vs 18%.

La encuesta de NBC y el Wall Street Journal le da 69% a Clinton por 22% para Trump, mientras que según The Economist/YouGov los latinos respaldan con 60% a Clinton frente a 20% que apoyaría a Trump. El estudio de ABC y el Washington Post, que para ampliar la muestra de latinos junta los encuestados en mayo y junio, tiene el voto latino 69% a favor de la demócrata y 20% a favor de Trump.

La peor noticia para Trump es que estas cifras son muy similares a las mostradas en febrero por una encuesta de Univision y el Washington Post entre latinos de todo el país, en la que Clinton superaba al republicano 73% a 16%. En ese entonces todavía Trump se enfrentaba a un gran número de rivales dentro de su partido, y estaba lejos de convertirse en el virtual nominado.

No mucho mejor en los estados

Otro punto a tener en cuenta es que la intención de voto nacional no es tan relevante como lo que ocurre dentro de los estados, sobre todo aquellos considerados “battle-ground”: esos en donde existe gran paridad entre republicanos y demócratas.

Los latinos pueden ser muy influyentes para la elección del próximo presidente sobre todo en sitios como Florida, Virginia y Colorado. En recientes encuestas hechas en esas entidades las noticias son mínimamente más optimistas para Trump. En Florida, CBS/YouGov le da 33% de intención de voto, mientras que PPP le otorga 27%, frente a 53% y 52% de Clinton, respectivamente. En Virginia, una encuesta de PPP en junio tenía la lucha por el voto latino 62% para Clinton frente a 34% de Trump.

La meta de Trump: 30% del voto latino

Hay que aclarar que al referirse a candidatos republicanos y el voto latino se parte de una base muy baja. Mitt Romney obtuvo apenas 27% de respaldo de parte de los latinos, y el primer objetivo de Trump será superar ese número.

Una meta más ambiciosa, y que aumentaría notablemente sus opciones de victoria en noviembre frente a Hillary Clinton, sería retomar la popularidad entre latinos de la que gozó el último mandatario republicano, George W. Bush. El ex presidente se llevó 44% del voto latino en su reelección en 2004, una cifra que hoy luce como una quimera para el GOP. Antes del 27% de Romney en 2012, John McCain había caído a 31% en su derrota vs Barack Obama en 2008.

Pocos votos latinos en las primarias

Si tomamos las primarias como referencia, tampoco se prevé mayor mejoría de cara a noviembre. Es casi imposible sacar conclusiones sobre las preferencias de los latinos republicanos, más allá de saber que muy pocos participaron en esas primarias. De los estados donde se hicieron exit polls, apenas en dos de ellos la participación latina alcanzó el 10% en las primarias republicanas: 10% en Texas y 16% en Florida.

Trump se impuso con 45% del voto latino en Nevada, en donde apenas 8% de los votantes republicanos dijeron ser latinos, mientras que fue superado en Texas por Ted Cruz, y en Florida por Marco Rubio. Los demócratas, en cambio, tuvieron mucha mayor participación hispana en sus primarias, alcanzando hasta un 32% de sus votantes en Texas y 20% en Florida.

Veredicto

Sigue siendo mentira que haya habido alguna mejoría en la relación entre Donald Trump y la comunidad latina de cara a la elección presidencial en noviembre. Una sola encuesta mostró cifras positivas (y hasta el propio Trump la resaltó por presuntamente anticipar un buen rendimiento en noviembre) pero de resto el panorama luce peor que en 2008 y 2012 para los republicanos.

En promedio, las seis encuestas nacionales más recientes que han consultado la intención de voto de los latinos dan a Trump apenas 21% de respaldo, y si se retira la de Quinnipiac el promedio cae a 18.6%. En los estados más peleados entre republicanos y demócratas la situación mejora un poco para el virtual nominado, pero todavía sin mostrar una tendencia ascendente.


Seis argumentos engañosos del reciente discurso económico de Trump

Desde una fábrica en Pensilvania, Donald Trump dio un discurso para declarar la “independencia económica” de Estados Unidos, en donde criticó a Hillary Clinton, y a los líderes políticos de los últimos años por presuntamente perjudicar con sus decisiones a los trabajadores del país.

Trump se enfocó en criticar los tratados de libre comercio, denunciar la pérdida de empleos en el sector de la manufactura y asegurar que con él en el poder, el escenario mejoraría para los trabajadores del país, tomando varias frases y banderas usadas por Bernie Sanders durante su campaña de primarias.

Analizamos qué tan ciertas son muchas de las aseveraciones que lanzó desde Monessen, Pensilvania.

1- “This wave of globalization has wiped out our middle class” – Casi mentira

Asumiendo que se refiere al período más reciente de “globalización”, sobre todo a partir de 1994 con la entrada en vigor de NAFTA (debido a que en ese período enfocó la mayor parte de su discurso), la afirmación de Trump es exagerada.

Un estudio del Pew Research Center, basado en datos oficiales, indica ciertamente una tendencia a la baja en el porcentaje de la población en Estados Unidos que forma parte de la clase media, pero decir que ha sido aniquilada se queda muy lejos de la verdad, sobre todo desde los años 90.

Según el reporte, para 1991 la clase media representaba el 56% de la población en Estados Unidos, mientras que otro 12% se consideraba clase media-alta, y 9% clase media-baja. Para 2015, Pew calcula que el porcentaje de la clase media había bajado hasta 50%, mientras que los otros dos grupos se habían mantenido igual.

Sin embargo, de los seis puntos porcentuales que perdió la clase media en 25 años, cuatro fueron a la clase alta (que creció de 5% a 9%), mientras que dos puntos cayeron a la clase más baja (subió de 18% a 20%).

Gallup, por su parte, ha preguntado desde 2001 en qué grupo se autoidentifica la población. En 2015, 51% de los consultados dijeron ser de clase media o clase media-alta, una cifra que ha permanecido casi igual después de la crisis de 2008-2009. Hasta entonces, alrededor de 60% de la población se decía de clase media. Hay una reducción considerable en la percepción personal, pero no parece tanto causada por la “globalización”, sino por la crisis financiera de 2008.

2- Sobre Brexit: “I was there, I said it was going to happen, I felt it. While Hillary as always, stood with the elites and both she and President Obama predicted that one, and many others, totally wrong” – Mentira

Recientemente en el Detector de Mentiras consideramos mentira el alegato de Trump de que él predijo que en el referéndum británico sobre la pertenencia del país a la Unión Europea ganaría la opción de salirse.

Trump dijo en varias oportunidades que él probablemente favorecería la salida, pero también alertó que era algo que debían decidir los británicos y que su opinión no debía ser escuchada. Sólo después del triunfo del Brexit inició el candidato republicano su eufórico respaldo a tal opción, y a celebrar sus presuntos dotes de pronosticador.

3- “I have visited cities and towns across this country where a third or even half of manufacturing jobs have been wiped out in the last 20 years” – Medio mentira

Trump tendría que decir a qué ciudades o estados se refiere. En todo caso, su discurso lo pronunció cerca de Pittsburgh, en Pensilvania, y más adelante señaló a esta ciudad como ejemplo del presunto desastre manufacturero.

Es verdad que muchas ciudades han perdido decenas de miles de empleos en el sector de la manufactura en los últimos 20 años, pero también que la tendencia ya venía a la baja desde antes. Como ya lo hemos señalado antes en el Detector de Mentiras, la industria manufacturera llegó a su pico de empleados en 1979, con 19.5 millones de personas empleadas en el sector. Para 1996 la cifra había caído a 17.2 millones.

Pittsburgh ha perdido casi un tercio de los empleos en manufactura entre 1996 y 2016, cayendo de 122 mil a 85 mil (30.4%), mientras que en el área metropolitana de Filadelfia los empleos bajaron en ese período de 294 mil a 181 mil, para un 38.5% de caída. En otras ciudades, como Detroit, Chicago, Indianápolis o Cleveland, las pérdidas de empleos manufactureros también rondan esas cifras. En todo caso, es cierto que muchas ciudades han perdido en torno a un tercio de los empleos en manufactura en 20, pero no la mitad de estos empleos.

Lo que no dijo Trump es que en varias de ellas la industria viene recuperándose, luego de tocar su punto más bajo en 2010. Por ejemplo, Detroit ha añadido más de 60 mil empleos en manufactura en los últimos seis años, Chicago 12 mil, Minneapolis 20 mil, y Grand Rapids, en Michigan 31 mil.

4- “At the center of this catastrophe are two trade deals pushed by Bill and Hillary Clinton” – Medio mentira

Como lo hemos señalado anteriormente, es verdad que Bill Clinton fue el presidente que dio la firma final para poner en funcionamiento el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), así como una serie de cambios en la relación económica con China, que permitieron el ingreso de este país a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Lo que también hemos señalado, y que Trump claramente esconde en sus discursos, es que la mayor parte de la negociación de NAFTA y su primera firma, fueron llevadas a cabo por el presidente republicano George H. W. Bush y su gobierno, y que tanto NAFTA como los cambios comerciales con China, tuvieron amplio respaldo del partido republicano en el Congreso, frente una resistencia mayoritaria de los demócratas.

De hecho, la llamada “China Trade Bill”, que llevó al ingreso de China en la OMC tuvo el voto favorable del Senador por Alabama Jeff Sessions, a menudo citado por Trump y probablemente su aliado de mayor relevancia en el actual Congreso. También votó a favor el entones Senador por Pensilvania Rick Santorum, ex candidato presidencial, y a quien Trump agradeció su apoyo al inicio de este discurso.

5- “From 1947 to 2001 – a span of over five decades – our inflation-adjusted gross domestic product grew at a rate of 3.5%. However, since 2002 – the year after we fully opened our markets to Chinese imports – that GDP growth rate has been cut almost in half” – Medio mentira

En este caso lo primero que dice Trump es verdad, basándose en cifras oficiales de la Oficina de Análisis Económico. Ciertamente, entre 1947 y 2001 el crecimiento del producto interno bruto (PIB, o GDP en inglés), con relación al año previo y ajustado según la inflación, fue de 3.5% y desde entonces es de casi la mitad, 1.8% anual.

Sin embargo, las dudas surgen al señalar la culpa de tal desaceleración al ingreso de China en la Organización Mundial del Comercio. Por ejemplo, China se convirtió en miembro de la OMC en diciembre de 2001, y aun así ese año el crecimiento del GDP estadounidense fue de apenas 1.0%. En los años siguientes fue escalando hasta llegar a 3.8% en 2004.

Otro problema en el argumento de Trump es que buena parte de la responsabilidad de que la cifra post-2001 sea tan baja recae en la crisis financiera: en 2008 el GDP fue de -0.3% y en 2009 de -2.8%. Si excluyéramos esos dos años, el promedio desde 2002 subiría a 2.4% de crecimiento anual, más alto que, por ejemplo, el promedio anual de la presidencia de Bush padre (2.3%).

*“Today, we import nearly $800 billion more in goods than we export”
*“Almost half of our entire manufacturing trade deficit in goods with the world is the result of trade with China” – Casi verdad

Trump exagera la cifra sobre el déficit en la balanza comercial de Estados Unidos. En 2015 el país importó $745 mil millones más de lo que exportó, convirtiéndose en el año con el mayor déficit comercial. En 2013 se había reducido a $689 mil millones, tras haber alcanzado $730 mil millones en 2012. Para este año, luego del primer cuatrimestre, el déficit se proyectaría inferior al de 2015, en torno a $720 mil millones.

En cuanto al peso de China en el total del déficit nacional, Trump se acerca más a la verdad. En 2015, por ejemplo, el déficit con China fue de $367 mil millones, un 49.2% del déficit total. En lo que va de 2016 China tiene menor proporción, en torno a 42% del total.