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¿Han sido transparentes sobre su salud los candidatos a la presidencia en el pasado?

El reciente problema de salud que padeció Hillary Clinton durante la ceremonia por los 15 años de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y el posterior anuncio de que padece de neumonía, ha puesto la salud de los dos candidatos en el centro del debate de la campaña.

El video que muestra a Clinton ingresando con dificultad a una camioneta aceleró las peticiones de que los dos principales nominados, hoy con 69 y 68 años de edad, sean más transparentes con su estado de salud. Algunos periodistas y analistas aseguran que la apertura del expediente médico se trata de una tradición de elecciones presidenciales en el pasado.

“Los votantes tienen todo el derecho de ver, de inmediato, los registros de salud de los nominados presidenciales y los registros de impuestos, tal como los han mostrado anteriores nominados”

¿Ha sido la norma que los candidatos presidenciales revelen sus registros médicos?

Diversos periodistas y desde distintos medios se ha intensificado la demanda por mayor transparencia sobre la salud de Clinton y de Donald Trump. Jake Tapper, de CNN, aseguró en un mensaje muy popular en Twitter que se debe conocer la salud y los impuestos de los candidatos, tal como ha ocurrido en el pasado.

En el programa de opinión “Morning Joe” de la cadena MSNBC, el analista John Heilemann añadió que “Hillary Clinton ha revelado un poco más sobre su salud que Donald Trump, pero los dos, bajo estándares históricos, han revelado muy poco”. En un artículo de NBC News también se pregunta si Clinton “¿acepta la obligación de informar al público sobre su salud?”.

Históricamente, sin embargo, no ha habido tanta transparencia con la salud. Publicar las declaraciones de impuestos sí se ha convertido en una tradición, la cual de momento Donald Trump está rompiendo.

Desde los años 70 ha sido normal que los candidatos de ambos partidos revelen, a través de documentos de impuestos, cuáles han sido sus ingresos, cuánto dinero han donado y qué tasa de impuesto pagan. Según el New York Times, Gerald Ford es el único candidato, republicano o demócrata, que no mostró con claridad sus documentos tributarios en las últimas décadas.

Derrames, operaciones y dolores crónicos ocultos

A diferencia de la transparencia financiera, en salud no hay tanta tradición de revelar padecimientos, incluso si éstos fueran graves. De acuerdo a un reportaje de CNN, Woodrow Wilson sufrió varios derrames cerebrales antes de llegar a la presidencia (1913-1921) y nunca lo informó; Franklin Roosevelt sufría problemas avanzados del corazón y de hipertensión antes de su cuarta elección (1944), poco después de la cual falleció; John F. Kennedy tenía problemas en la espalda y la enfermedad de Addison; mientras que, siendo presidente, en el verano de 1893 Groover Cleveland fue operado en secreto de un tumor que tenía en la boca.

Más recientemente, sin embargo, los candidatos han sido más abiertos sobre su estado físico, y el tema a menudo entra en el debate de campaña. En 1996, Bob Dole, con 73 años, reveló su historial médico, y exigió al entonces presidente y candidato a la reelección, Bill Clinton de 50 años, a hacer lo mismo. De acuerdo con un artículo de entonces del New York Times, Clinton dio sólo informaciones superficiales sobre su salud.

Cuatro años antes la situación fue similar. Tres doctores publicaron breves reportes sobre Clinton, pero los medios dijeron que no se entregó mayor información de parte de su médico personal. Los doctores de los nominados en 1988, George H. W. Bush y Michael Dukakis dieron entrevistas y revelaron información médica con el New York Times y otros medios.

Otro candidato que no fue del todo transparente sobre su salud fue Barack Obama. En mayo de 2008 la campaña del actual presidente publicó un resumen de su información médica, firmada por un médico personal, pero no hubo mayores detalles. John McCain, de 72 años al momento de la elección, sí publicó extensos reportes sobre su situación.

Al Gore en 2000 y John Kerry en 2004 sí revelaron sus historiales médicos antes de la elección, al igual que lo hizo George W. Bush antes de ambas elecciones.

Trump es percibido en mejor estado que Clinton

Una encuesta de The Economist/YouGov a finales de agosto indica que 56% del total de consultados cree que Clinton está un estado físico “suficientemente bueno” para liderar al país los próximos cuatro años. En el caso de Trump, 64% dicen verlo en buenas condiciones físicas para ser presidente por al menos un período. La mayor diferencia está en que 45% de los demócratas ven a Trump en buen estado físico, por apenas 29% de los republicanos que dicen lo mismo de Clinton.

A comienzos de agosto, la encuestadora Rasmussen indicó que 59% de los electores consultados piensan que todos los candidatos presidenciales deben publicar “al menos sus registros médicos más recientes”, más de 20 puntos por encima de quienes pensaban lo mismo en una encuesta hecha en 2014.

Veredicto

Consideramos medio mentira las expresiones de periodistas y analistas sobre la transparencia histórica de los candidatos a la presidencia y su obligación de revelar informaciones sobre su condición de salud. Aunque ha habido una mejoría en las últimas dos décadas, recientes candidatos como Bill Clinton y Barack Obama no fueron del todo abiertos con esas informaciones, y más atrás en la historia graves padecimientos médicos se han mantenido ocultos en la Casa Blanca.

Eso no quiere decir que no sea una información relevante, y las encuestas están empezando a mostrar la importancia que le dan los votantes, más aún en una elección en la que ambos nominados son vistos como poco honestos y poco confiables por los votantes.


Trump es el candidato con mayor rechazo entre la población, pero Clinton tiene menos credibilidad

Cuando quedan cerca de dos meses para que se celebre la elección presidencial de Estados Unidos, y a pocos días de que cientos de miles de personas comiencen a “votar temprano” en diversos estados (como Minnesota, Virginia, Ohio o Maine), los números de confiabilidad y honestidad de los dos principales candidatos a la Casa Blanca siguen cayendo.

Recientes encuestas muestran que cada vez son menos los electores que creen en Hillary Clinton o Donald Trump. El republicano ataca frecuentemente a la demócrata por ser una “mentirosa”, e incluso la llama “corrupta” (crooked en inglés), pero ¿en quién creen más los electores? ¿A quién ven más como deshonesto o corrupto?

Clinton: la menos honesta

La nominada demócrata a la presidencia ha tenido durante toda la campaña presidencial problemas con su imagen de poco honesta y poco confiable. Su polémica en torno al uso de un servidor y un email personal durante su tiempo como secretaria de estado complicaron sus niveles de credibilidad, que en las últimas semanas parecen haber empeorado con informaciones sobre la Clinton Foundation, y su poco contacto con los medios de comunicación.

En cinco encuestas nacionales, publicadas entre el 28 de agosto y el 4 de septiembre, apenas 32% de los consultados consideraron a Clinton una persona “honesta y confiable”. Y aunque los números para Trump tampoco son positivos, sí son mejores que los de la demócrata: 38% de los consultados, en promedio, lo considera honesto y confiable.

La diferencia de seis puntos de “honestidad” entre ambos candidatos se generó en el último mes. A comienzos de agosto, Clinton promediaba 35% de honestidad y confiabilidad en estudios hechos por cuatro de las cinco mismas encuestadoras, los mismos que Trump por esos días.

Trump: el menos popular

La ventaja de Trump en el campo de la honestidad, sin embargo, se borra al pasar a la habitual pregunta de quién genera opiniones más favorables y desfavorables. Aunque los números de Clinton no son optimistas, siguen siendo mucho mejores que los del nominado republicano, lo que le ha permitido mantenerse al frente de la gran mayoría de las encuestas de cara a noviembre.

Promediando ocho recientes encuestas nacionales, tan sólo 36% de los consultados dicen tener una opinión favorable de Trump, frente a 59% que tienen opiniones desfavorables, para un balance de -23 puntos. En esos mismos estudios de opinión pública, Clinton recibe 41% de opiniones favorables por 55% de opiniones desfavorables, para un -14.

La campaña más “negativa” de la historia

La baja popularidad de ambos candidatos está dejando cifras inéditas en la historia reciente de elecciones presidenciales en Estados Unidos. Según el portal FiveThirtyEight.com, tanto Clinton como Trump tienen los porcentajes más altos de rechazo de sus respectivos partidos desde 1980.

Antes de la actual campaña, los candidatos con mayor porcentaje de “desfavorables” de parte de la población habían sido George W. Bush en 2004 y Barack Obama en 2012, ambos presidentes buscando su reelección. Para comienzos de abril de sus respectivos años electorales, Bush y Obama recibían en torno a 30% de respuestas desfavorables, muy por debajo de Clinton y Trump.

Gallup, tomando encuestas desde 1956 coloca a Trump como el candidato al que menos personas ven “muy favorablemente” (16% según su encuesta en junio), mientras que Clinton aparece en el cuarto lugar más bajo en esa categoría (22%). Tan sólo Barry Goldwater (17%) en 1964 y George McGovern (21%) en 1972 los separan.

Si se suma el total de opiniones favorables, Trump permanece en el último puesto, y Clinton cae al tercer puesto más bajo, sólo por delante de su actual rival y Goldwater.

La Universidad de Monmouth, por su parte, señala que la de 2016 es la campaña en donde menor porcentaje de la población tiene opiniones favorables de ambos candidatos, y donde un grupo más amplio de personas tiene opiniones negativas de los dos principales nominados.

Según sus datos actuales, en comparación con estudios desde 1984, apenas 2% de los consultados tiene opinión favorable de Clinton y de Trump. En cambio, antes de la elección presidencial del año 2000, 19% de los encuestados tenían opiniones favorables de los dos candidatos (George W. Bush y Al Gore). Mientras tanto, 35% de los encuestados en la actualidad no tienen opinión favorable ni de Clinton ni de Trump, una cifra notablemente superior a la de procesos anteriores. Previamente, la elección de 1992 había reunido a la mayor cantidad de votantes con opiniones negativas de los dos principales candidatos: 9%.

Veredicto

A dos meses de la elección presidencial, los niveles de credibilidad de Hillary Clinton y Donald Trump son notablemente bajos, y recientes polémicas y enfrentamientos entre las dos campañas no hacen pensar que las cifras vayan a mejorar.

El desagrado de los votantes hacia los dos candidatos se mantiene en topes históricos, con más de un tercio del electorado expresando opinión desfavorable hacia los dos principales nominados.