Articulos, Destino 2016, Elecciones de 2016
En el escenario de la convención demócrata un grupo de actores de Broadway cantaron Love, Sweet Love pasándose el micrófono de unos a otros. En la republicana, se contaban los detalles de miembros mutilados en atentados. En Filadelfia, las madres de jóvenes afroamericanos muertos por la violencia callejera o la discriminación hablaban de paz. En Cleveland, la madre de un muerto en Bengasi en 2012 pedía que fue Hillary Clinton fuera encarcelada. El tono La diferencia más visible entre las dos convenciones ha estado en el mensaje básico. Es habitual que el partido en la oposición pinte un retrato más negativo de las circunstancias actuales, pero siempre incluye una promesa más optimista, al estilo de lo que hizo Mitt Romney en 2012 o de lo que intentó Marco Rubio este año en las primarias republicanas. Pero el contraste este año entre ambos partidos es más extremo. De un lado, la campaña de Trump insistió en una visión lúgubre con pocas soluciones: un mundo donde los inmigrantes son violadores y atropellan niños, los trabajadores blancos pierden sus empleos por la competencia del exterior, Estados Unidos paga la defensa de lugares lejanos que no le interesan y las vidas de los ciudadanos corrientes están en constante peligro por la violencia en las calles y los terroristas que el Gobierno ignora. “Éste es el legado de Hillary Clinton: muerte, destrucción y debilidad”, dijo Trump. Del otro lado, los demócratas mostraron un panorama en que los inmigrantes trabajan y triunfan, las comunidades discriminadas son un ejemplo de esfuerzos para construir un lugar mejor para todos y las mujeres juntas logran romper el techo...
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El discurso de Michelle Obama del lunes pasará a la historia de la convenciones. Sus palabras emocionaron en Filadelfia fuera y dentro del pabellón. “No había nadie con los ojos secos. Lloraban hombres y mujeres”, dice Barbara Perkins, delegada de California y presidenta de una organización internacional de mujeres negras en Washington. Unas horas después, en la reunión del caucus de mujeres del martes, el efecto Michelle sigue durando. Las asistentes repiten en coro algunas de las frases del discurso de la primera dama: “Cuando caen bajo, nosotros apuntamos hacia arriba”, dicen a la vez. Madeleine Albright, la ex secretaria de Estado, o Donna Brazile, la nueva presidenta del partido, provocan los aplausos con la mención del discurso. La primera dama ha dado ya tres discursos en convenciones, pero éste es tal vez el más eficaz para el partido y el país en una campaña difícil. Éstas son algunas claves de por qué su discurso funcionó tan bien. El tono personal. Michelle habló de sus hijas con detalles íntimos y con un toque de la ironía que comparte con su marido. Arrancó las primeras risas de la noche al contar el primer día que las mandó al colegio con el servicio secreto. “Nunca olvidaré aquella mañana de invierno mientras miraba a nuestras niñas, de sólo siete y diez años, en aquellos todoterreno negros con todos aquellos enormes hombres con pistolas. Vi sus pequeñas caras contra el cristal y la única cosa que pensé fue, ‘¿Qué hemos hecho?'” “Tiene una capacidad increíble de personalizar las cosas cuando habla y hace que identifiques con ella. No parece ser la primera dama,...