Las dos convenciones más opuestas: de muerte y destrucción al ‘Love, Sweet Love’

Las dos convenciones más opuestas: de muerte y destrucción al ‘Love, Sweet Love’

En el escenario de la convención demócrata un grupo de actores de Broadway cantaron Love, Sweet Love pasándose el micrófono de unos a otros. En la republicana, se contaban los detalles de miembros mutilados en atentados. En Filadelfia, las madres de jóvenes afroamericanos muertos por la violencia callejera o la discriminación hablaban de paz. En Cleveland, la madre de un muerto en Bengasi en 2012 pedía que fue Hillary Clinton fuera encarcelada. El tono La diferencia más visible entre las dos convenciones ha estado en el mensaje básico. Es habitual que el partido en la oposición pinte un retrato más negativo de las circunstancias actuales, pero siempre incluye una promesa más optimista, al estilo de lo que hizo Mitt Romney en 2012 o de lo que intentó Marco Rubio este año en las primarias republicanas. Pero el contraste este año entre ambos partidos es más extremo. De un lado, la campaña de Trump insistió en una visión lúgubre con pocas soluciones: un mundo donde los inmigrantes son violadores y atropellan niños, los trabajadores blancos pierden sus empleos por la competencia del exterior, Estados Unidos paga la defensa de lugares lejanos que no le interesan y las vidas de los ciudadanos corrientes están en constante peligro por la violencia en las calles y los terroristas que el Gobierno ignora. “Éste es el legado de Hillary Clinton: muerte, destrucción y debilidad”, dijo Trump. Del otro lado, los demócratas mostraron un panorama en que los inmigrantes trabajan y triunfan, las comunidades discriminadas son un ejemplo de esfuerzos para construir un lugar mejor para todos y las mujeres juntas logran romper el techo...
Así ha transformado Obama el partido demócrata

Así ha transformado Obama el partido demócrata

  Nada define mejor el camino que han recorrido los demócratas en la última década que la evolución entre el Barack Obama que pronunció un discurso en Boston hace 12 años y el que se dirigió este miércoles a la convención. Entonces Obama era un joven aspirante a senador al que casi nadie saludaba por los pasillos. Esta vez era un presidente a punto de abandonar la Casa Blanca después de un mandato marcado por el bloqueo legislativo y la amenaza terrorista pero jalonado de éxitos como la reforma sanitaria, la reducción del déficit o la salida de la recesión. ¿Qué ha ocurrido con los demócratas durante estos 12 años? En primer lugar, el partido ha recobrado la iniciativa política y ha arrinconado a los republicanos, cuyos líderes se sienten amenazados por unas bases que les ayudan a ganar en carreras locales y estatales pero que no les bastan para ganar la carrera presidencial. Ese cambio es el fruto de un giro demográfico pero también de una transformación social. En el censo hay menos blancos, más hispanos y más afroamericanos que en 2004 y el país ha dejado atrás las batallas en torno a asuntos morales que definieron toda una generación. El Obama que llegó al poder estaba en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo y apenas mencionaba el control de las armas de fuego por miedo a perder. Hoy ambos asuntos tienen el respaldo de la mayoría de los ciudadanos y han dejado de ser un tabú para un aspirante a la Casa Blanca. Pero el segundo no está resuelto y es una de las espinas...
“El arma que mató a mi hijo disparaba 30 balas por minuto”: el control de armas ya no es un tabú en la carrera presidencial

“El arma que mató a mi hijo disparaba 30 balas por minuto”: el control de armas ya no es un tabú en la carrera presidencial

  Los delegados enmudecieron este miércoles al escuchar el testimonio de una mujer menuda y morena que hablaba con un hilo de voz. Se llamaba Christine Leinonen y era la madre de uno de los jóvenes asesinados en Orlando. Dos supervivientes de la masacre la sostenían mientras hablaba en el atril. “El arma que mató a mi hijo disparaba 30 balas por minuto”, dijo serena pero emocionada. En torno a ella, los delegados la escucharon en un silencio inédito durante la convención. Leinonen contó que había venido a Filadelfia porque su hijo era un gran admirador de Hillary Clinton y porque la candidata demócrata era la única capaz de endurecer la legislación que evite una masacre similar. Sus palabras no fueron las únicas sobre el control de las armas de fuego. Hasta 10 oradores hablaron sobre un problema que hasta hace unos años era un tabú en la carrera presidencial. Entre ellos la excongresista Gaby Giffords y la hija de la directora de la escuela de Sandy Hook, que dirigió una dura acusación a los legisladores: “Aquí estoy sin mi madre mientras demasiados políticos defienden al lobby de las armas y no a las familias americanas”. Son oradores que contrastan con la discreción de 2012, cuando Giffords pronunció el juramento de fidelidad a la bandera pero el asunto estuvo ausente durante el resto de la convención. El control de las armas de fuego dejó de ser un tabú en las campañas presidenciales después de la masacre de Sandy Hook. Hasta 26 personas murieron asesinadas por un desequilibrado en una escuela de Connecticut unos días después de que Obama ganara...
Así explican algunos irreductibles de Sanders por qué votarán republicano: “Trump menos peligroso que Hillary”

Así explican algunos irreductibles de Sanders por qué votarán republicano: “Trump menos peligroso que Hillary”

Hubo lágrimas en los pómulos de algunas delegadas demócratas en Filadelfia. La elección de Hillary Clinton era una conquista histórica para un país donde las mujeres han ido conquistando poco a poco cada parcela de poder. Ese momento brilló por encima de cualquiera de los oradores. Era un día para recordar el día en que se aprobó el sufragio femenino y el día de 1848 en que un grupo de sufragistas se reunieron en Seneca Falls. Ese momento solemne lo celebró la inmensa mayoría de los delegados. También por muchos de los seguidores de Bernie Sanders, que interrumpió la votación y pidió a los delegados que declaran a su adversaria candidata por aclamación. Hubo una minoría, en cambio, que abandonó el recinto unos minutos después de la votación. No eran más de 100 personas. Pero se colaron en la carpa donde trabajamos los periodistas y hicieron todo lo posible por atraer nuestra atención. Lucían pancartas contra la dirección demócrata o contra los Clinton, escupían insultos contra la banca o contra los medios y se quejaban de que las primarias no habían sido justas. Sanders habría ganado si hubiera habido un proceso justo, decían sobre su decisión. Muchos llevaban la boca tapada con un esparadrapo o con un trozo de tela. Otros estaban dispuestos a seguir protestando a la salida de la convención. Eran los seguidores irreductibles de Bernie Sanders, que criticaban ahora la decisión del senador de pedir el voto para su adversaria y amenazaban con no volver a sus asientos en la convención. Dos puertorriqueños se quejaban de que algunos de sus amigos no habían podido votar y...
Por qué funcionó tan bien el discurso de Michelle Obama

Por qué funcionó tan bien el discurso de Michelle Obama

El discurso de Michelle Obama del lunes pasará a la historia de la convenciones. Sus palabras emocionaron en Filadelfia fuera y dentro del pabellón. “No había nadie con los ojos secos. Lloraban hombres y mujeres”, dice Barbara Perkins, delegada de California y presidenta de una organización internacional de mujeres negras en Washington. Unas horas después, en la reunión del caucus de mujeres del martes, el efecto Michelle sigue durando. Las asistentes repiten en coro algunas de las frases del discurso de la primera dama: “Cuando caen bajo, nosotros apuntamos hacia arriba”, dicen a la vez. Madeleine Albright, la ex secretaria de Estado, o Donna Brazile, la nueva presidenta del partido, provocan los aplausos con la mención del discurso. La primera dama ha dado ya tres discursos en convenciones, pero éste es tal vez el más eficaz para el partido y el país en una campaña difícil. Éstas son algunas claves de por qué su discurso funcionó tan bien. El tono personal.  Michelle habló de sus hijas con detalles íntimos y con un toque de la ironía que comparte con su marido. Arrancó las primeras risas de la noche al contar el primer día que las mandó al colegio con el servicio secreto. “Nunca olvidaré aquella mañana de invierno mientras miraba a nuestras niñas, de sólo siete y diez años, en aquellos todoterreno negros con todos aquellos enormes hombres con pistolas. Vi sus pequeñas caras contra el cristal y la única cosa que pensé fue, ‘¿Qué hemos hecho?'” “Tiene una capacidad increíble de personalizar las cosas cuando habla y hace que identifiques con ella. No parece ser la primera dama,...
El día en que Bill Clinton pronunció el peor discurso de su vida

El día en que Bill Clinton pronunció el peor discurso de su vida

Bill Clinton apenas tenía 41 años cuando pronunció el peor discurso de su vida. Ocurrió durante la convención demócrata que coronó como candidato a Michael Dukakis en la ciudad sureña de Atlanta en julio de 1988. Dukakis había dejado en manos del joven gobernador de Arkansas uno de los pasajes más importantes: el discurso en el que una figura relevante del partido detalla los méritos del candidato y presenta su candidatura ante la convención. Para entonces Clinton no era un desconocido. Controlaba los hilos de la política de Arkansas desde finales de los años 70 y unos meses antes se había planteado incluso lanzar su candidatura a la Casa Blanca. Es difícil saber a ciencia cierta por qué ese año no se presentó. Pero muchos vinculan su decisión con el escándalo sexual del favorito Gary Hart, sorprendido con una becaria en la cubierta de un yate y expulsado de la carrera. Es probable que Clinton pensara en sus infidelidades y decidiera dar un paso atrás. Clinton debía pronunciar un discurso de 15 minutos pero sus palabras duraron más de media hora y no fueron bien recibidas en la convención. Monótono, sin anécdotas y pegado al teleprompter, el joven gobernador no atrajo la atención de los delegados. Unos aprovecharon para salir al baño y otros empezaron a hablar hasta sumergir sus palabras en un murmullo creciente y ensordecedor. La única ovación llegó al final, cuando Clinton avanzó el final del discurso diciendo “en conclusión”. Muchos creyeron que aquello había acabado con la carrera de Clinton. Pero el gobernador subsanó el error riéndose de sí mismo en el programa de Johnnie Carson...