“El arma que mató a mi hijo disparaba 30 balas por minuto”: el control de armas ya no es un tabú en la carrera presidencial
Julio 28, 2016
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Los delegados enmudecieron este miércoles al escuchar el testimonio de una mujer menuda y morena que hablaba con un hilo de voz. Se llamaba Christine Leinonen y era la madre de uno de los jóvenes asesinados en Orlando. Dos supervivientes de la masacre la sostenían mientras hablaba en el atril.
“El arma que mató a mi hijo disparaba 30 balas por minuto”, dijo serena pero emocionada. En torno a ella, los delegados la escucharon en un silencio inédito durante la convención. Leinonen contó que había venido a Filadelfia porque su hijo era un gran admirador de Hillary Clinton y porque la candidata demócrata era la única capaz de endurecer la legislación que evite una masacre similar.
Sus palabras no fueron las únicas sobre el control de las armas de fuego. Hasta 10 oradores hablaron sobre un problema que hasta hace unos años era un tabú en la carrera presidencial. Entre ellos la excongresista Gaby Giffords y la hija de la directora de la escuela de Sandy Hook, que dirigió una dura acusación a los legisladores: “Aquí estoy sin mi madre mientras demasiados políticos defienden al lobby de las armas y no a las familias americanas”.
Son oradores que contrastan con la discreción de 2012, cuando Giffords pronunció el juramento de fidelidad a la bandera pero el asunto estuvo ausente durante el resto de la convención.
El control de las armas de fuego dejó de ser un tabú en las campañas presidenciales después de la masacre de Sandy Hook. Hasta 26 personas murieron asesinadas por un desequilibrado en una escuela de Connecticut unos días después de que Obama ganara la carrera por la reelección.
Sandy Hook empujó a muchas personas a implicarse en la lucha por evitar que volviera a ocurrir una masacre similar. Una de esas personas es Diana Trasatti, que se enroló como voluntaria en la organización Everytown for Gun Safety todavía conmocionada por lo que vio.
Trasatti vive en Collingswood (New Jersey) y trabaja para que los legisladores aprueben leyes que restrinjan el acceso a las armas a los terroristas, a las personas con problemas mentales y a quienes tienen antecedentes por violencia doméstica. “Es cinco veces más probable que muera alguien en un hogar donde hay armas de fuego”, explica junto a un puesto de su organización.
Everytown for Gun Safety nació en 2014 de la mano de Michael Bloomberg, que quería crear una organización para presionar a los políticos y contrarrestar la influencia de la Asociación Nacional del Rifle (NRA en sus siglas en inglés).
Bloomberg, que este miércoles se dirigió a la convención, ha invertido decenas de millones de dólares en la organización, que hoy tiene voluntarios en cada estado y respalda las campañas de candidatos que están a favor de un mayor control.
Unas 92 personas mueren cada día en Estados Unidos por abatidas por un arma de fuego: casi cuatro veces más que aquel día fatídico en Sandy Hook.
No todos los legisladores demócratas se han unido a la causa: la senadora Heidi Heitkamp, de Dakota del Norte, se opone a los controles y por eso grupos como el de Bloomberg harán campaña en 2018 contra su reelección. Pero la mayoría ha asumido el discurso a favor del control de armas y han acelerado en las últimas semanas. A finales de junio, el senador Chris Murphy habló durante 15 horas sobre el asunto e inspiró una sentada para pedir que se prohibiera la venta de armas a los sospechosos de terrorismo del FBI.
El control de las armas de fuego es el quinto asunto más importante para los ciudadanos después de la economía, el terrorismo, la política exterior y la Sanidad. Según cifras de la firma Gallup, un 55% está a favor de endurecer el control y sólo un 44% de reducirlo o dejarlo como está.
“En los 18 estados donde se han endurecido las leyes, la violencia doméstica, los suicidios, los homidicios, los tiroteos y el tráfico de armas se han reducido a la mitad”, dice Shannon Watts, creadora de Mums Demand Action, el germen de la organización que creó Bloomberg en 2014.
Watts nunca se interesó por este asunto hasta la masacre de Sandy Hook. Entonces vivía en Indiana y la rabia le llevó a crear una página de Facebook que hoy tiene tres millones de seguidores y que fue el primer eslabón de su organización.
“A mí no me importan los empleos ni la economía si no estoy segura de que mi hijo de 15 años va a volver de la escuela todos los días”, me dice en uno de los pasillos de la convención.
A Watts no sólo la acompañan otras madres en su campaña. También padres como Richard Martínez, que perdió a un hijo de 20 años en un tiroteo en Santa Barbara el 23 de mayo de 2014. Martínez me da su fotografía impresa y me explica que Christopher era su único hijo. “Mi mujer tenía 44 años y yo 40”, dice. “Era demasiado tarde para tener más”.
En su muñeca derecha lleva una veintena de pulseras de caucho que le han dado los padres de otros chicos fallecidos por armas de fuego en Chicago, Aurora o Nueva York. Se las pone cada día y se las quita sólo cuando va al gimnasio o a la playa. “A veces se me rompen pero enseguida me regalan más”.
El joven que mató al hijo de Richard Martínez salió de su casa con unas 600 balas. Cuando los agentes lo abatieron, le quedaban 530 por disparar. Dos semanas antes, sus padres habían llamado a la policía para decir que era una persona inestable pero no les hicieron caso. Martínez no quiere que vuelva a ocurrir.
“Es un problema que no tiene ningún otro país desarrollado”, dice con voz firme. “Que no me digan que la respuesta son más armas de fuego porque no es verdad”.
Aun así, Martínez es optimista. Recuerda que la mayoría de los miembros del NRA están a favor de enfurecer los controles en algunos aspectos y agradece el respaldo de Bloomberg a su organización. “Cada día que no hacemos nada, mueren más niños como el mío”, dice mientras mira su foto, que lleva también en dos chapas sobre el corazón.
Eduardo Suárez
Eduardo Suárez (León, 1979) ha ejercido como corresponsal del diario ‘El Mundo’ en Londres, Bruselas y Nueva York y es creador junto a María Ramírez de la web de innovación periodística #nohacefaltapapel. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha cubierto diversos procesos electorales y ha entrevistado a líderes como Marco Rubio, Tony Blair o Gordon Brown. En 2011 asumió la corresponsalía del diario en Estados Unidos, donde cubrió las elecciones presidenciales de 2012 y el atentado contra el maratón de Boston y donde escribió decenas de historias sobre ciencia, cultura e innovación. Ha ejercido como comentarista en programas de canales como CNN, Univision, BBC, NY1 Noticias o Sky News. Es autor de los libros ‘La carrera’ (2012), ‘El rastro del Exxon Valdez’ (2014) y ‘Marco Rubio y la hora de los hispanos’ (2016). Ganó el Premio Internacional García Márquez al mejor texto de 2014 con un reportaje en Alaska sobre el Exxon Valdez. @eduardosuarez