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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

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Eduardo Suárez

Las dos convenciones más opuestas: de muerte y destrucción al ‘Love, Sweet Love’

Julio 28, 2016

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María Ramírez

Las dos convenciones más opuestas: de muerte y destrucción al ‘Love, Sweet Love’

En el escenario de la convención demócrata un grupo de actores de Broadway cantaron Love, Sweet Love pasándose el micrófono de unos a otros. En la republicana, se contaban los detalles de miembros mutilados en atentados. En Filadelfia, las madres de jóvenes afroamericanos muertos por la violencia callejera o la discriminación hablaban de paz. En Cleveland, la madre de un muerto en Bengasi en 2012 pedía que fue Hillary Clinton fuera encarcelada.

El tono

La diferencia más visible entre las dos convenciones ha estado en el mensaje básico. Es habitual que el partido en la oposición pinte un retrato más negativo de las circunstancias actuales, pero siempre incluye una promesa más optimista, al estilo de lo que hizo Mitt Romney en 2012 o de lo que intentó Marco Rubio este año en las primarias republicanas. Pero el contraste este año entre ambos partidos es más extremo.

De un lado, la campaña de Trump insistió en una visión lúgubre con pocas soluciones: un mundo donde los inmigrantes son violadores y atropellan niños, los trabajadores blancos pierden sus empleos por la competencia del exterior, Estados Unidos paga la defensa de lugares lejanos que no le interesan y las vidas de los ciudadanos corrientes están en constante peligro por la violencia en las calles y los terroristas que el Gobierno ignora.

“Éste es el legado de Hillary Clinton: muerte, destrucción y debilidad”, dijo Trump.

Una mujer disfrazada de Hillary Clinton simula estar esposada./AP

Una mujer disfrazada de Hillary Clinton simula estar esposada./AP

Del otro lado, los demócratas mostraron un panorama en que los inmigrantes trabajan y triunfan, las comunidades discriminadas son un ejemplo de esfuerzos para construir un lugar mejor para todos y las mujeres juntas logran romper el techo de cristal. Es decir, una colección de historias personales inspiradoras, en un estilo más tradicional de cualquier convención.

“Ha sido como de la noche al día, de la oscuridad a la luz, en el tono. Si los demócratas hubieran tenido su convención primero tal vez no hubieran insistido tanto en el mensaje positivo. Tuvieron suerte y se han apropiado del mensaje optimista”, explica la profesora Barbara Perry, directora del estudios presidenciales del Miller Center de la Universidad de Virginia. “Funcionó bien el mensaje del presidente Obama y de otros oradores de que los americanos no somos gente asustadiza”.

Los oradores

Ningún ex presidente asistió a la convención republicana. Tampoco la mayoría de los ex rivales de Donald Trump. Ni siquiera el gobernador del estado donde se celebraba la convención, John Kasich. El equivalente a los Clinton o los Obama en el partido republicano son los Bush, que no sólo no quisieron ir a Cleveland, sino que han criticado abiertamente a Trump.

Los oradores más destacados en Cleveland aparte del candidato fueron sus hijos, en particular Ivanka y Donald, y sus ex empleados.

“La fuerza que tiene Trump para quien no le gustan los políticos es que no es un político. Pero su debilidad en este caso es que no tiene un elenco detrás de él para presentar”, explica Perry.

En el caso de la convención demócrata, Hillary Clinton contaba con el apoyo de todos los presidentes vivos de su partido. Bill Clinton y Barack Obama están entre los mejores oradores de la historia presidencial. Jimmy Carter grabó un mensaje. Michelle Obama marcó el tono con uno de los discursos más poderosos.

La lista de estrellas políticas era tan larga que la convención tuvo problemas para organizar el prime time, por ejemplo el miércoles por la noche, cuando la agenda tenía que dar espacio a Obama, Biden, Tim Kaine y Mike Bloomberg, el ex alcalde de Nueva York.

Por ello, la convención demócrata ha tenido más audiencia en televisión que la republicana, lo que puede beneficiar ahora a Clinton en la intención de voto.

La diversidad

En la convención republicana, había 19 delegados afroamericanos. En la demócrata, más de un millar. Aunque los republicanos tienen la mitad de número de delegados, la representación tan baja era significativa en una de las convenciones menos variadas en décadas.

El contraste en el caso de los republicanos es grande con la convención de 2012, cuando la campaña de Mitt Romney hizo un esfuerzo por atraer a buenos oradores hispanos o afroamericanos.

La demócrata tampoco tuvo tantos líderes hispanos como las de hace cuatro años. Se escucharon más frases en español, incluidas las del candidato a vicepresidente, pero no a tantos políticos latinos.

La división del partido

Ambas convenciones han vivido escenas inusuales de abucheos y protestas dentro de los pabellones donde se celebran las reuniones. La peculiaridad de este año es que los dos candidatos son impopulares entre el electorado general y entre los votantes de su propio partido. En el caso de Trump, la brecha es más acusada.

En la convención demócrata, las protestas han sido más intensas dentro de la convención porque Bernie Sanders tenía más de un 40% de delegados del total. Sus seguidores de la delegación de California, en particular, abuchearon hasta a su propio candidato cuando les pidió que votaran por Clinton y a una de sus líderes favoritas, la senadora Elizabeth Warren. En el escenario, en cambio, el mensaje ha sido de unidad alrededor de la candidata.

Una seguidora de Sanders. / DANIEL SLIM/AFP/Getty Images

Una seguidora de Sanders durante una protesta en la convención demócrata. / Getty

En el caso de la convención republicana, hubo protestas por las reglas del partido al principio de la reunión, pero la mayoría del tiempo los delegados aplaudieron y apoyaron a los oradores, incluido a Trump.

El momento más dramático sucedió en el escenario, cuando el senador Ted Cruz no criticó al candidato, pero tampoco pidió explícitamente el voto por él. Los abucheos contra Cruz propiciados desde la delegación de Nueva York y la división de la de Texas fueron los momentos más difíciles, pero Cruz no tenía tantos delegados para hacer ruido en la convención.

La movilización de la base

Las convenciones siempre tienen un doble propósito, hacia afuera para dar a conocer mejor al candidato, y hacia adentro para animar a la base. Pero este año el primer objetivo es algo menos importante porque las dos figuras principales son muy conocidas por los votantes.

La segunda tarea parece conseguida en las dos convenciones aunque de ambas los candidatos salen con críticos que ya han dicho que en ningún caso les votarán.

La música

El entretenimiento fue más sofisticado en el caso de la convención demócrata, que había trabajado un vídeo con una actuación hecha con voces que simulaban instrumentos y tenía a estrellas conocidas. Paul Simon, Katy Perry, Lenny Kravitz, Carole King y Alicia Keys cantaron en directo.

Es algo que suele suceder ya que los músicos más célebres suelen ser demócratas. Pero en esta convención republicana ha habido aún menos estrellas que de costumbre.

Trump ha tenido además problemas con bandas y herederos de artistas que se han quejado del uso de sus canciones: entre otros, los Rolling Stones, la fundación de George Harrison, Adele, Queen o REM. Como solución, la campaña republicana contrató a una banda dirigida por el guitarrista G.E.Smith, que tocó una canción compuesta para la ocasión y titulada Make America Great Again.

Las estrellas

La convención demócrata tuvo a actrices como Meryl Streep o Elizabeth Banks. La republicana a actores menos conocidos como Willie Robertson, del reality show Duck Dinasty.

Los demócratas, eso sí, también tuvieron una estrella enfadada, Susan Sarandon, que apoya a Bernie Sanders, que se marchó enfadada de la convención y protestó con otros partidarios del senador de Vermont.

La logística

Pese a que en Cleveland estaban previstas más protestas y es una ciudad más pequeña, la convención republicana fue un éxito de logística y seguridad en comparación con la de Filadelfia.

El pabellón de los demócratas era demasiado pequeño para el número de delegados, invitados y periodistas. La organización no consiguió que funcionara bien la conexión a internet o el aire acondicionado con temperaturas por encima de los 100 grados Fahrenheit y utilizó tiendas que hubo que evacuar varias veces por las tormentas.

Los demócratas escogieron Filadelfia en lugar de Brooklyn, en Nueva York, donde había un pabellón más nuevo y en un lugar más céntrico.

Debbie Wasserman Schultz, la dimitida presidenta del partido, dijo que las infraestructuras de Filadelfia eran mejores y que la ciudad era perfecta por su historia. Los demócratas intentan afianzar la victoria en Pensilvania. La última vez que decidieron hacer una convención en un estado en disputa, hace cuatro años, no funcionó: Romney ganó en Carolina del Norte, la sede elegida para nominar a Obama.

Un delegado en el piso de la convención republicana./AP

Un delegado en el piso de la convención republicana./AP

    María Ramírez

    Reportera y analista política de Univision Noticias. Nació en Madrid en 1977 y estudió Periodismo en la Universidad de Columbia con una beca Fulbright. Trabajó durante 15 años como corresponsal de El Mundo (España) en Nueva York, Milán y Bruselas. Fundó la web de innovación periodística #nohacefaltapapel y el diario El Español. Colabora con NY1 Noticias. Es autora de La Carrera: Retrato de 10 candidatos cuyo ascenso marca el futuro de América (2012) y Marco Rubio y la hora de los hispanos (Debate, 2016). @mariaramirezny

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