Publicidad

¿Es Hillary Clinton una dirigente dispuesta a trabajar con el partido rival?

La aspirante a la presidencia por el partido demócrata, Hillary Clinton, celebró un acto de campaña en Staten Island, Nueva York, días antes de las primarias en ese estado, en donde resaltó su trabajo bipartidista para poder obtener beneficios para la población.

La ex Senadora dijo que en 2001, tras los ataques terroristas en el World Trade Center, ella no tuvo problemas en trabajar con un presidente, un gobernador y un alcalde republicanos para levantar a la ciudad, e incluso agradeció al entonces Presidente George W. Bush por los fondos que aprobó para Nueva York.

En el Detector de Mentiras queremos analizar si ciertamente Clinton ha sido activista por el trabajo bipartidista, y si pudiera lograr mayores puntos de entendimiento con el partido republicano de llegar a la presidencia.

“Me reuniré, en cualquier sitio, a cualquier hora, con alguien para hallar terreno en común (…) No tengo tiempo para las personas que son partidistas por la simple razón de ser partidistas”

¿Ha sido Hillary Clinton una funcionaria proclive al bipartidismo?

Las principales evidencias para confirmar o rechazar tal hipótesis surgen de los ocho años de Clinton como senadora por el estado de Nueva York, y en principio no parece la más abierta al diálogo. Aunque no es sencillo cuantificar qué tan bipartidista es cualquier líder electo, el Lugar Center de la Escuela de Políticas Públicas McCourt de la Universidad de Georgetown hace precisamente eso con el Senado estadounidense.

El Índice Bipartidista evalúa a los congresistas por una serie de variables, incluyendo cuántas leyes de un senador de un partido fueron co-presentadas por un colega de otro partido y viceversa, y tiene resultados de senadores desde 1993.

En una lista de 227 senadores en un período de 21 años, Clinton aparece en el puesto 156, con una puntuación de -0.39781, justo por delante del actual Senador republicano Pat Toomey, y por detrás de la actual Senadora demócrata Patty Murray.

Sin embargo, entre los tres actuales o ex senadores que siguen en contienda por la presidencia, la ubicación de Clinton no luce tan mal. Su rival en el bando demócrata, Bernie Sanders, se ubica en el puesto 217 (-1.11658), mientras que Ted Cruz está incluso más atrás, en el sitio 224 (-1.60341), ambos entre los considerados menos bipartidistas del Senado. La lista de 1993 a 2014 la lidera Lincoln Chafee, quien participó al inicio en las actuales primarias demócratas, luego de una extensa carrera política como republicano.

¿Una Senadora muy liberal?

Otros índices, más específicos sobre respaldo o rechazo a ciertas posiciones, en general destacan la fidelidad de Clinton a ideas liberales, alejándola así del ‘centro ideológico’. El grupo “Americans for Democratic Action”, que evalúa a los congresistas según su respaldo a políticas progresistas, dio a Clinton una puntuación de 75% en 2007 y 70% en 2008, sus últimos dos años en el Senado. Hay que destacar que su promedio estuvo en ambas ocasiones por debajo del promedio del partido demócrata.

Según un análisis de Voteview, Clinton fue más liberal que 70% de sus compañeros de partido en su último período en el Congreso, incluso más liberal que el actual Presidente Barack Obama. Por otro lado, la Cámara de Comercio, organismo habitualmente más cercano al partido republicano, consideró que Clinton respaldó 43% de sus posturas en 2007 y 46% en 2008. En esos mismos años Obama recibió 42% y 32%, mientras que Sanders tuvo dos de las puntuaciones más bajas: 19% y 17%.

¿Enemiga de los republicanos?

En el primer debate demócrata del actual período, celebrado el 13 de octubre de 2015 en Las Vegas, Clinton incluyó a los republicanos en una lista de los enemigos hechos durante su carrera política de los cuales se siente orgullosa. “Además del NRA, las compañías de seguros médicos, las farmacéuticas, los iraníes… probablemente los republicanos”.

Aunque poco después aseguró que lo dijo bromeando, la frase le trajo muchas críticas de ambos partidos, incluyendo comentarios aparentemente dirigidos hacia ella del Vicepresidente Joe Biden.

En cualquier caso, no parece haber demasiado amor de los republicanos hacia Clinton. Además de recientes polémicas con el liderazgo del Congreso por su cuenta de correo electrónico privada durante sus años en la Secretaría de Estado, o por el atentado en Bengazi, Libia, en el que murieron cuatro diplomáticos estadounidenses, los votantes del partido le dan unas altísimas cifras de rechazo.

De acuerdo a una encuesta de CBS publicada a mediados de abril, apenas 3% de los republicanos ve favorablemente a Clinton, por 86% que no tiene una opinión favorable de ella. En comparación, 14% de los republicanos tiene opinión favorable de Sanders en el mismo estudio. En una encuesta de The Economist y YouGov, 3% de republicanos tiene opinión muy favorable de Clinton y otro 7% opinión favorable, por 4% y 15% hacia Sanders.

Curiosamente, hasta los demócratas parecen tener una mejor imagen de Donald Trump, que los republicanos de Clinton. El multimillonario es visto muy favorablemente por 7% de los demócratas y 8% lo ve favorablemente. En el estudio de The Economist y YouGov, John Kasich es quien más números positivos obtiene del partido rival, con 33% entre muy favorable y favorable.

Veredicto

Consideramos la afirmación de Clinton de que logra terreno común con sus rivales políticos como casi mentira. Es imposible prever cómo sería su presidencia, pero al analizar sus años como senadora y la relación que mantiene en la actualidad con los republicanos, se dificulta ver a Clinton como una dirigente cercana al bipartidismo.

El estudio del Lugar Center muestra que no fue en su momento una de las senadoras más dispuestas a trabajar con los republicanos, y la base de ese partido tiene fuertes y profundas diferencias con ella, algo que representa una barrera de cara al futuro. Sus números mejoran si se le compara con otros senadores demócratas entre 2007 y 2008, o si se le analiza en comparación con algunos de sus actuales rivales, como Ted Cruz o Bernie Sanders.

Sin embargo, en líneas generales son pocas las evidencias existentes para colocarla como alguien que construye puentes con el partido rival.


Trump: las reglas electorales republicanas se hicieron en mi contra

El precandidato Donald Trump, tras su derrota en las primarias de Colorado, expresó que las reglas del proceso para elegir al candidato republicano a las elecciones presidenciales de Estados Unidos están hechas en contra de él.

Los comentarios los hizo en un cabildo abierto en Nueva York tras referirse a los resultados de las primarias en Colorado como injustos.

“Conozco muy bien las reglas, y sé que están hechas en mi contra por la dirigencia partidista”.

¿Realmente se cambiaron las normas en Colorado para afectar a Donald Trump?

No. El partido republicano en Colorado sí cambió las normas de su proceso interno luego de que Trump anunciara su candidatura, pero muchos meses antes de que se iniciara el proceso de elegir al nominado a la presidencia.

El largo camino que llevó a lo sucedido en Colorado comenzó en 2012, cuando el Comité Nacional del Partido Republicano introdujo una serie de cambios en las reglas del proceso de asignación de delegados a los precandidatos presidenciales. Uno de estos cambios estipuló que los delegados quedarían atados al resultado de las votaciones en las asambleas electorales (los famosos Caucus). Así, en agosto de 2015, el Comité Republicano de Colorado decidió no efectuar la votación de cara a su Asamblea, argumentando que quería que sus delegados quedaran libres de votar por cualquier precandidato en la Convención Nacional.

Tal decisión tiene un claro antecedente: en el proceso de 2012, el ganador de las primarias en Colorado fue Rick Santorum, que en abril de ese año ya estaba fuera de la carrera presidencial. En aquel momento, el resultado en el estado no era vinculante para los delegados. El partido en Colorado señala que si los delegados quedan atados al candidato ganador, pudieran tener que asistir a la Convención Nacional a mostrar su apoyo a un candidato que desde mucho tiempo antes está fuera de la competencia.

La interpretación fue criticada desde el primer momento, pero no hubo vuelta atrás y en vez de la votación lo que se decidió es que hubiera una elección en varias etapas: una serie de pequeñas votaciones en asambleas cerradas y en forma piramidal. Primero votaron los comités locales, que escogieron delegados a los comités distritales y luego éstos escogieron los delegados al comité estadal. La primera votación en los comités locales estaba abierta a cualquier inscrito por más de un mes en el partido republicano de Colorado, pero se calcula que más de un millón de afiliados al partido no participaron. Así se llegó al 9 de abril, día en que se supo el nombre de los delegados que asistirán por Colorado a la Convención Nacional. Si bien estos delegados son libres de votar por cualquier candidato, todos ellos expresaron su apoyo a Cruz, he ahí el resultado tan adverso para Trump.

 

La protesta de Trump

El presidente del Comité Nacional Republicano, Reincer Priebus, le respondió a Trump en Twitter:

Mientras, Trump, también a través de Twitter, adujo que la decisión se produjo poco después de que él entrara en la contienda electoral en junio:

Además se hizo eco de la cantidad de gente que se quedó sin participar:

Los tiempos coinciden con lo dicho por Trump. Él entró en la carrera presidencial el 16 de julio de 2015 y un mes después se dio el cambio de reglas electorales en Colorado. Diversos análisis en su momento aseguraron que el nuevo proceso en el estado afectaría a las candidaturas más alejadas de la influencia de la dirigencia partidista republicana, como lo eran en aquel entonces las de Ben Carson, Rand Paul y el propio Trump. Pero también es cierto que la protesta del empresario convertido en candidato se produjo sólo después de conocerse el resultado en Colorado y no en el momento del cambio reglamentario.

Trump, como los demás candidatos, tuvo suficiente tiempo para entender qué estrategia electoral poner en marcha en ese y cada uno de los lugares donde pelearían por la nominación presidencial. Protestar por el resultado adverso aduciendo que las reglas no eran justas es extemporáneo.

Veredicto

Lo dicho por Trump es medio mentira. Tiene razón al decir que las reglas en Colorado cambiaron poco después de su entrada en la carrera por la nominación presidencial republicana y que se previó desde el principio que el cambio iba a afectar a las candidaturas menos afines a la dirigencia del partido.

Pero de ahí a que el proceso está diseñado para afectarlo a él hay mucho trecho. Enfocar sus críticas al proceso en general quizás sea una estrategia para poder seguir protestando si Cruz continúa remontando la cuesta de delegados y obliga a una decisión final en la Asamblea Nacional de Cleveland en julio.