A Trump le empieza a fallar la fuerza en Twitter: el candidato tuitea menos y tiene poca relación con su partido
Agosto 10, 2016
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La campaña de Donald Trump apenas ha invertido en contratar empleados o en anunciarse en los estados clave. Cerca de la mitad de su presupuesto sigue viniendo del propio candidato y hasta el mes pasado no empezó un esfuerzo más tradicional de recaudación de fondos. Hasta ahora ha confiado en los tuits del candidato como principal arma de comunicación.
Pero, ¿hasta dónde llega su fuerza? Hay indicios de que está mermando y de que la campaña y/o el candidato están perdiendo entusiasmo por esta red social.
No está en el top 100
La cuenta de Trump tiene más de 10 millones de seguidores. Son cerca de dos millones más de los que tiene Hillary Clinton. Pero la cuenta del republicano no está entre las 100 más seguidas de Twitter. La primera es la de la cantante Katy Perry, con más de 91 millones. El presidente Barack Obama está en cuarta posición, con más de 76 millones de seguidores en su cuenta personal (tiene otra como presidente).
Según una herramienta de análisis de Twitter, si sigue a este ritmo, Trump rondará los 13 millones de seguidores para las elecciones del 8 de noviembre. Todavía muy por detrás de las cuentas del Real Madrid o del primer ministro indio.
Como le sucede a quien tiene millones de seguidores, Trump tiene cuentas que le siguen que son robots creados de manera automática. Algo más del 40% de sus seguidores son considerados “falsos”, es decir más de cuatro millones de cuentas, según la herramienta de auditoría de cuentas Twitter Audit. En comparación, Hillary Clinton tiene un 36% de seguidores que no son ni personas ni entidades. Con ello, el impacto real de las cuentas es más limitado que el número de seguidores total. Así la comparación sería entre seis millones de seguidores “reales” de Trump contra cinco de Clinton.
En Facebook, la red donde está la mayoría de la población, Trump tiene una cifra parecida a la suma total de Twitter, con el doble de “me gusta” que la cuenta oficial de Hillary Clinton.
¿Fatiga o prohibición?
En las últimas semanas, Trump parece haber experimentado cierta fatiga o tal vez menos acceso a su cuenta de Twitter por el intento de la campaña de mostrar una cara más seria del candidato y evitar más polémicas.
La cuenta tuitea menos veces al día y está ganando seguidores a un ritmo más lento respecto a sus picos de mediados y finales de julio. El nivel de tuits ha bajado sobre todo si se analizan los que pone personalmente el candidato republicano. Cada vez hay menos tuits de los identificados con él, según el análisis del Atlantic cogiendo una muestra desde diciembre.
Este estudio del analista de datos David Robinson muestra la diferencia entre los tuits colgados desde Android, que corresponden con el Samsung Galaxy que tiene Trump y con el que el candidato ha explicado que tuitea, y los escritos desde un iPhone o desde un ordenador.
Los tuits de Android son más personales y también más agresivos. Suelen utilizar palabras como “crazy“, “weak” o “badly” mientras que en el resto son más frecuentes las fotografías, las etiquetas y las palabras “great” o “tomorrow“.
Pero incluso si se cogen todos los tuits, sin distinción de cuáles pueden estar escritos por la campaña y cuáles por el candidato, se observa una bajada del ritmo este verano. El momento más álgido para su cuenta fue durante las primarias y cuando quedó claro que él sería el candidato republicano. La herramienta de análisis de cuentas en redes Graphext muestra bien la evolución este año.
Pocas relaciones
Trump o su campaña han creado un perfil con muchos seguidores, pero a la vez con muy pocas relaciones. El candidato republicano apenas sigue a 45 personas y entidades: básicamente, sus hijos, sus empresas, sus cuentas de campaña y periodistas de Fox News.
Seguir a pocos es algo habitual entre los políticos (Hillary Clinton sigue a 745 cuentas; Bill Clinton, a 16; la cuenta oficial del presidente Obama, a 72). Lo que es menos habitual es que un político sea tan poco seguido por compañeros de partido u otros líderes o aspirantes a líderes mundiales.
Para esto es útil de nuevo la herramienta de Graphext, que crea contextos alrededor de cualquier persona y muestra su nivel de interacción y colocación de una cuenta respecto a otras.
Así se puede ver dónde está situada la cuenta de Trump, por ejemplo, en relación a todos los miembros del Congreso. Trump aparece en una posición muy lejana a los demócratas y está también distante de la mayoría de los congresistas republicanos. Él no sigue a ningún miembro del Congreso y hay muy pocos que le sigan a él. No le siguen ni Paul Ryan, líder de la Cámara, ni Mitch McConnell, líder en el Senado.
Los más cercanos a Trump, porque lo siguen y lo citan más, son el congresista de Iowa Steve King, que dijo en durante la convención republicana que los blancos han aportado más a la historia que otros “subgrupos”, y ex seguidores de Ted Cruz que se han pasado a Trump como el congresista Gregg Harper, de Mississippi, o Michael Burgess, de Texas.
En el contexto de los líderes mundiales, Trump tampoco sigue a ninguno. Entre los pocos que le siguen, están el presidente interino de Haití, el primer ministro de Israel, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el expresidente Álvaro Uribe. Los europeos apenas siguen a Trump. Las excepciones son Manuel Valls, primer ministro de Francia, o ex primeros ministros, como el belga Yves Leterme o el finlandés Alexander Stubb.
POTUS no sigue a Hillary
Hillary Clinton tiene un perfil más tradicional. La siguen primeros ministros, presidentes y ministros de Exteriores de todo el mundo y sus colegas de partido. Ella sigue a la Casa Blanca, a su marido y al presidente Barack Obama, cuya cuenta no la sigue a ella, aunque sí a Bill Clinton.
En general, Hillary Clinton tiene un perfil más tradicional con la difusión de eventos y fotos de campaña, alguna foto histórica y mensajes positivos. Son raros los tuits que pone y firma la candidata, que lleva, además, menos tiempo que Trump en Twitter. Ella entró en abril de 2013, mientras que Trump se unió a la red en mayo de 2009.
Los primeros tiempos de Trump, sin embargo, apenas eran políticos. Sus tuits tenían menos carga de opinión y servían a menudo para dar difusión a sus apariciones televisivas u otros eventos públicos. El primer tuit en tercera persona y con el anuncio de un show es una buena muestra de otros tiempos.
Pocos enlaces
La cuenta de Trump comparte pocos enlaces. En los tuits desde Android no suele haber ninguno. En el resto aparecen algo más. Lo más habitual son enlaces a la web de campaña o a vídeos de YouTube. Los medios se evitan.
En el último año, dentro de los medios, la cuenta de Trump ha preferido a Breitbart, el blog conservador, cuyos enlaces ha compartido 18 veces. El siguiente es el Washington Post, con 12 enlaces compartidos. El New York Times o Politico sólo aparecen cinco veces en la cuenta de Trump en los últimos 365 días.
María Ramírez
Reportera y analista política de Univision Noticias. Nació en Madrid en 1977 y estudió Periodismo en la Universidad de Columbia con una beca Fulbright. Trabajó durante 15 años como corresponsal de El Mundo (España) en Nueva York, Milán y Bruselas. Fundó la web de innovación periodística #nohacefaltapapel y el diario El Español. Colabora con NY1 Noticias. Es autora de La Carrera: Retrato de 10 candidatos cuyo ascenso marca el futuro de América (2012) y Marco Rubio y la hora de los hispanos (Debate, 2016). @mariaramirezny