Por qué te debe importar que el jefe de campaña de Trump pueda haber cobrado de un aliado de Putin
Agosto 15, 2016
|El New York Times publica este lunes que el nombre de Paul Manafort aparece en unas anotaciones contables ilegales que acaba de desvelar el Gobierno de Kiev. Manafort es el jefe de campaña de Donald Trump. Las anotaciones pertenecen al partido ucraniano más próximo al Gobierno ruso y reflejan pagos ilegales a decenas de personas.
Manafort habría recibido hasta 12,7 millones de dólares por su trabajo para el líder del partido, Viktor Yanukovych, que ejerció como presidente de Ucrania hasta febrero de 2014, cuando una revuelta popular le expulsó del poder y le empujó a exiliarse en Moscú.
Manafort negó este lunes haber cobrado en negro de sus clientes ucranianos y presentó la información como “infundada, tonta y sin sentido”. ¿Pero qué hizo exactamente Manafort en Ucrania? ¿A qué otros dirigentes ha asesorado? ¿Por qué es relevante lo que publica el New York Times para la carrera presidencial? A continuación intento responder estas y otras preguntas sobre un asunto que puede ser un problema grave para Trump.
1. ¿Quién es Paul Manafort?
Manafort ejerce como jefe de campaña de Trump desde abril de este año, cuando el candidato despidió a su predecesor Corey Lewandowski en un momento en el que sus objetivos eran tender puentes con la dirección republicana y prepararse una posible batalla por persuadir a los delegados republicanos en la convención.
Trump necesitaba un tipo curtido en otras campañas y el elegido parecía la persona adecuada. Manafort ha asesorado a decenas de dirigentes políticos y ha trabajado para las campañas presidenciales de Gerald Ford, Ronald Reagan, Bush padre y Bob Dole.
A finales de los años 80, fundó una firma de consultoría política con sus colegas Charles Black, Peter Kelly y Roger J. Stone, el amigo de Trump que ha hecho varias afirmaciones falsas durante esta campaña electoral. La firma ayudó a ganar a candidatos republicanos como Arlen Specter o Phil Gramm. Pero abrió líneas de ingresos menos ortodoxas como sus trabajos para las empresas tabacaleras o los servicios de asesoría para dictadores y dirigentes de dudosa legitimidad.
2. ¿Quiénes fueron sus peores clientes?
Este artículo detalla la carrera de algunos de los clientes de Manafort en países de África, Asia y Europa oriental. Uno de ellos fue Mobutu Sese Seco, que gobernó Zaire (hoy República Democrática del Congo) durante 32 años hasta 1997.
La firma de Manafort ayudó a blanquear su imagen en Washington. “Mobutu dijo a EEUU que celebraría elecciones parlamentarias y el Departamento de Estado nos pidió que organizaremos esas elecciones”, dijo en abril Charles Black, uno de los socios de Manafort. “Eso hicimos pero no le gustaron los resultados y nos despidió”.
Este texto traza un retrato muy completo de la carrera de Mobutu, que se enriqueció a costa de sus súbditos, construyó un palacio a orillas del río Congo y fletó un Concorde en varias ocasiones para sus viajes a París o Nueva York. Al inicio de su mandato, ordenó torturar a su rival político Pierre Mulele, al que sus policías arrancaron los ojos, los genitales y los miembros uno por uno antes de su ejecución.
La firma de Manafort trabajó para el dictador filipino Ferdinand Marcos y para el tirano somalí Mohamed Siad Barre. Pero ninguno dejó la huella del guerrillero angoleño Jonas Savimbi, cuya imagen blanqueó con una estrategia que ayudó a presentarlo como un líder anticomunista respetable en plena Guerra Fría y a ignorar las matanzas que perpetraban sus tropas en su país.
Los contactos de Manafort en Washington ayudaron a Savimbi a recaudar fondos en Washington y prolongaron la cruenta guerra civil del país africano. El dinero no siempre estuvo bien invertido: a finales de 1989, la firma organizó un viaje en el que Savimbi gastó 76.491 dólares en limusinas, 13.675 dólares en fotografías y 216.186 dólares en alojamiento en el Waldorf-Astoria y en el Grand Hotel.
3. ¿Quién es Viktor Yanukovych?
Yanukovych es uno de los dirigentes ucranianos más influyentes de las últimas dos décadas. A principios de este siglo, ejerció como primer ministro durante dos mandatos breves antes de lanzarse a la carrera para presidir el país en las elecciones de 2004. Su adversario en 2004, Viktor Yushchenko, fue envenenado con toxinas durante la campaña electoral en un incidente que muchos atribuyeron a los servicios de espionaje rusos.
Al principio Yanukovych fue declarado vencedor. Pero el Supremo ucraniano invalidó el resultado y su adversario fue nombrado presidente del país.
Yanukovych fue elegido presidente en 2010 como líder del llamado Partido de las Regiones con un programa que abogaba por un acercamiento a Rusia en política exterior.
Ucrania es un país partido en dos desde el desplome de la Unión Soviética, de la que formó parte durante la mayor parte del siglo XX. Sus provincias orientales están a favor de mantener los lazos con Rusia y sus provincias occidentales aspiran a formar parte de la Unión Europea.
Esa división fue el origen de los disturbios que llevaron a una multitud a asaltar el palacio de Yanukovych y derrocarlo en febrero de 2014. Unos meses antes, el presidente había renunciado a un acuerdo de asociación con la Unión Europea y había optado por pedir un crédito a Rusia. Esa decisión potenció los lazos del país con su poderoso vecino oriental y arrojó agua fría a los anhelos de quienes apostaban por una Ucrania libre del dominio del Kremlin.
El senador republicano John McCain estuvo en Kiev unos días después del final abrupto del mandato de Yanukovych y el vicepresidente Joe Biden viajó a la ciudad en abril de 2014 para expresar el respaldo de Estados Unidos a quienes estaban a favor de un acercamiento a Occidente y de un alejamiento de Moscú.
La revolución que derrocó a Yanukovych propició la invasión rusa de Crimea y una guerra cuyos ecos no se han apagado. También dejó al descubierto el opulento estilo de vida del presidente ucraniano, cuyo palacio albergaba decenas de coches de lujo, un zoológico con animales exóticos y la réplica de un galeón español.
4. ¿Cuándo asesoró Manafort a Yanukovych?
El jefe de campaña de Trump empezó a asesorar al líder ucraniano unos meses después de las elecciones de 2004 y le ayudó a reconstruir su imagen para ganar las presidenciales de 2010. Su rival entonces fue la primera ministra Yulia Tymoschenko, a la que el candidato se las arregló para presentar como una mujer corrupta e incapaz de gestionar la economía del país.
Después de la revolución que propició el exilio de Yanukovych, Manafort ayudó a sus fieles a crear una coalición opositora en septiembre de 2014. El jefe de campaña de Trump asegura que no trabaja en Ucrania desde las elecciones parlamentarias de octubre de ese año. Pero el New York Times dice este lunes que en mayo de este año aún tenía abierta una oficina en el centro de Kiev.
5. ¿En qué papeles está su nombre?
Según publica el New York Times, el nombre de Manafort está en unas anotaciones contables que el tesorero del Partido de las Regiones guardaba en la tercera planta de su sede central. Las anotaciones se extienden a lo largo de 400 páginas y sólo han salido a la luz en mayo de este año, cuando una persona cuyo nombre no ha trascendido se las entregó a la Oficina Anticorrupción.
Las anotaciones incluyen pagos a Manafort por valor de 12,7 millones de dólares entre 2007 y 2012. Ni el diario neoyorquino ni las autoridades han podido verificar esos pagos. Por ahora no hay documentos ni testimonios que certifiquen su existencia y Manafort niega que haya cobrado en negro de sus clientes en Kiev.
6. ¿Por qué es importante para la campaña?
Rusia es uno de los grandes adversarios geoestratégicos de Estados Unidos, que se ha opuesto a su invasión de Crimea y ha presionado para acabar con la incursión de sus tropas en las regiones orientales de Ucrania.
Al contrario que la mayoría de los dirigentes republicanos, Trump ha profesado su admiración por Putin y ha anunciado que estrechará sus relaciones con Rusia si es elegido en noviembre. Muchos atribuyen esas palabras a la influencia de Manafort, cuyos clientes en Ucrania son personas próximas al presidente ruso.
Las autoridades de Estados Unidos sospechan que Rusia está detrás de la publicación de miles de correos electrónicos de la dirección demócrata justo antes de la convención de Filadelfia.
Expertos en política exterior como David Frum no descartan que el Kremlin esté intentando influir en las elecciones americanas y exdirector de la CIA, Michael Morell, llegó a sugerir que Trump podía ser sin saberlo “un agente involuntario de la Federación Rusa”.
“Putin es un espía de carrera y le han enseñado a identificar y explotar los puntos débiles de un individuo”, escribió Morell hace unos días. “Es justo lo que hizo durante las primarias: identificó el punto débil de Trump”.
Desde la llegada de Manafort, Trump ha suavizado el programa republicano sobre Crimea y ha amenazado con no cumplir el compromiso de defender a los países de la OTAN en caso del ataque de un enemigo exterior.
Estas palabras han sembrado inquietud entre países como Estonia, Polonia o Lituania, que temen una invasión rusa y dependen de la OTAN para sobrevivir.
La OTAN ha ayudado a preservar la seguridad y los intereses de Estados Unidos en Europa durante décadas. Desmembrarla o desvirtuarla sería un error estratégico que podría generar inestabilidad en Europa del Este, en el Cáucaso y en Oriente Próximo, donde se libra la batalla contra el ISIS y contra el islamismo radical.
7. ¿Qué ocurrirá ahora?
Una información así le habría costado el puesto a cualquier otro jefe de campaña pero Trump no es un candidato convencional.
Cuando el predecesor de Manafort agarró del brazo a una reportera antes de las primarias de Florida, Trump lo premió colocándolo en un lugar visible durante su intervención después del triunfo electoral.
Por ahora Manafort no termina de lograr la tarea que se le encomendó en abril: suavizar la imagen pública del candidato y domar su retórica durante la campaña. No parece que Trump vaya a relevarlo a corto plazo. Pero podría cambiar de opinión si siguen las revelaciones y sigue siendo una distracción.
Eduardo Suárez
Eduardo Suárez (León, 1979) ha ejercido como corresponsal del diario ‘El Mundo’ en Londres, Bruselas y Nueva York y es creador junto a María Ramírez de la web de innovación periodística #nohacefaltapapel. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha cubierto diversos procesos electorales y ha entrevistado a líderes como Marco Rubio, Tony Blair o Gordon Brown. En 2011 asumió la corresponsalía del diario en Estados Unidos, donde cubrió las elecciones presidenciales de 2012 y el atentado contra el maratón de Boston y donde escribió decenas de historias sobre ciencia, cultura e innovación. Ha ejercido como comentarista en programas de canales como CNN, Univision, BBC, NY1 Noticias o Sky News. Es autor de los libros ‘La carrera’ (2012), ‘El rastro del Exxon Valdez’ (2014) y ‘Marco Rubio y la hora de los hispanos’ (2016). Ganó el Premio Internacional García Márquez al mejor texto de 2014 con un reportaje en Alaska sobre el Exxon Valdez. @eduardosuarez