Por qué la victoria de Trump en Nueva York no lo coronará por ahora como candidato republicano
Abril 20, 2016
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1. Profeta en su tierra
Esta vez el magnate jugaba en casa y no defraudó. Perdió Manhattan pero arrasó en la inmensa mayoría del estado que le vio nacer.
A Trump le han ayudado sus lazos con los líderes del partido en Nueva York pero también su conexión emocional con la minoría republicana del estado, mucho más tolerante con sus excesos verbales y con su relajación moral.
El millonario celebró la victoria con la música de Fran Sinatra y en el corazón de la Quinta Avenida. Hacía horas que sus rivales republicanos se habían ido de la ciudad, conscientes de que el triunfo no estaba a su alcance. Pero pocos auguraban un margen tan grande: por encima del 50% y con la inmensa mayoría de los 95 delegados que se repartían aquí. El New York Post retrató en su portada a Trump como un segundo King Kong en lo alto del Empire State.
2. Un triunfo provisional
El triunfo de Trump deja tocados a quienes quieren arrebatarle la candidatura republicana pero no es un golpe definitivo. El magnate necesita sumar 1.237 delegados y por ahora tiene menos de mil.
Alcanzar esa cifra es esencial para Trump porque muchos de los delegados que ha ganado durante las primarias quedarán liberados para votar por otro candidato después de la primera votación. Esa es la gran esperanza de la dirección republicana, que apuesta por maniobrar para negarle la candidatura al millonario en la convención de Cleveland, que se celebra a mediados de julio y que podría arrojar un candidato sorpresa o otorgar la nominación a Ted Cruz.
3. Vuelve a jugar en casa
Este martes se celebran primarias en Pensilvania, Maryland, Connecticut, Rhode Island y Delaware: cinco estados de la costa Este donde Trump juega con ventaja sobre sus rivales.
Los sondeos dicen que será el candidato más votado en los cinco estados y que ganará la mayoría de los delegados en disputa. Pero será más importante saber el margen de la victoria y hasta qué punto se acerca a la cifra mágica: 1.237.
Durante décadas, el Noreste de Estados Unidos fue uno de los feudos de los republicanos. Pero ese extremo empezó a cambiar a finales de los años 60, cuando la deriva conservadora del partido propició la extinción de republicanos moderados al estilo de Nelson Rockefeller, que llegó a ser vicepresidente y gobernador de Nueva York.
El ascenso de Trump supone una noticia agridulce para los republicanos del Noreste. Tendrán un candidato autóctono pero su retórica racista no le permitirá ganar en noviembre estados como Nueva York o Pensilvania, que albergan muchos hispanos y están entre los más progresistas del país.
4. Mayo no será fácil
El primer estado en votar después de las primarias del próximo martes es Indiana, donde Cruz debería ser favorito si no fuera por la presencia de Kasich, que podría dividir el voto y ayudar a Trump. Siete días después, votan Nebraska y West Virginia y cierran mayor Oregon y Washington, donde la demografía indica que tanto Cruz como Trump sumarán.
De los estados que están llamados a votar el 7 de junio, Montana, Nuevo México y Dakota del Sur no parecen muy propicios para el magnate neoyorquino, que en cambio parece destinado a arrasar en New Jersey, donde tiene inversiones y el apoyo del gobernador.
Si ese guión se cumple, todo dependerá de lo que ocurra en California, que reparte 172 delegados: 13 para quien saque más votos en todo el estado y 159 a quien gane en cada uno de los 53 distritos electorales.
Esas 53 mini-primarias que se celebran en lugares tan distintos como Fresno, Los Ángeles, San Diego, Sacramento o San Francisco podrían decidir si Trump es el candidato republicano a la Casa Blanca.
5. El juego de los delegados
Así pues, el futuro de Trump podría depender del estado con más población hispana del país. Pero si se quedara a las puertas de la cifra mágica de 1.237 delegados, aún podría lograr la candidatura republicana maniobrando para lograr el apoyo de delegados que por ahora no hubieran comprometido su voto y que estuvieran a favor de otorgar la candidatura al aspirante que hubiera ganado en voto popular.
Trump sabe que ese escenario es probable y por eso ha contratado los servicios de Paul Manafort, cuya misión es tender puentes hacia el establishment republicano y mejorar la posición del magnate neoyorquino en la pugna que se avecina por los delegados en la recta final hacia la convención.
Eduardo Suárez
Eduardo Suárez (León, 1979) ha ejercido como corresponsal del diario ‘El Mundo’ en Londres, Bruselas y Nueva York y es creador junto a María Ramírez de la web de innovación periodística #nohacefaltapapel. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha cubierto diversos procesos electorales y ha entrevistado a líderes como Marco Rubio, Tony Blair o Gordon Brown. En 2011 asumió la corresponsalía del diario en Estados Unidos, donde cubrió las elecciones presidenciales de 2012 y el atentado contra el maratón de Boston y donde escribió decenas de historias sobre ciencia, cultura e innovación. Ha ejercido como comentarista en programas de canales como CNN, Univision, BBC, NY1 Noticias o Sky News. Es autor de los libros ‘La carrera’ (2012), ‘El rastro del Exxon Valdez’ (2014) y ‘Marco Rubio y la hora de los hispanos’ (2016). Ganó el Premio Internacional García Márquez al mejor texto de 2014 con un reportaje en Alaska sobre el Exxon Valdez. @eduardosuarez