Por qué los demócratas (y algunos republicanos) han cambiado de opinión sobre Cuba
Marzo 19, 2016
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En una cena en verano de 1994, en Martha’s Vineyard, Gabriel García Márquez interrogó a Bill Clinton sobre el maltrato de las decenas de miles de balseros que llegaban a Estados Unidos. “Castro ya me costó unas elecciones. No va a costarme las segundas”, dijo el presidente.
Se refería a la reelección como gobernador de Arkansas que perdió en 1980 tras el desastre de acogida de 19.000 marielitos en una base militar del estado. No le volvió a pasar. En agosto de 1994, Clinton anunció que trasladaría a cualquier balsero a campos fuera de Estados Unidos, entre ellos Guantánamo. Dos años después, el Congreso aprobó la ley Helms-Burton que endurecía el embargo a Cuba después de que el régimen de La Habana derribara dos aviones de Hermanos al Rescate, un grupo que trataba de ayudar a los balseros y lanzaba panfletos a la isla.
Ya fuera de la Casa Blanca, Clinton confesaba que su relación con Cuba y su respaldo a Helms-Burton habían estado marcados por su propio interés político. “Apoyar la ley era una buena táctica en Florida en año electoral. Pero dinamitaba cualquier oportunidad de que yo pudiera levantar el embargo a cambio del progreso en Cuba si ganaba un segundo mandato… Casi parecía que Castro quería forzarnos a mantener el embargo como una excusa para los errores económicos de su régimen”, escribe Clinton en su autobiografía, Mi vida.
Clinton se adaptaba a lo que era entonces Estados Unidos. Aquel 1996, el 81% de la población aseguraba tener una opinión negativa sobre Cuba, el récord en la encuesta de Gallup sobre el asunto. La mayoría de los cubanoamericanos habían llegado a Estados Unidos justo después de la llegada de Castro al poder y se inclinaban a votar por los republicanos. Ni Bill ni Hillary Clinton podían imaginar que 20 años después un presidente demócrata visitaría la isla. Y que ahora los dos defenderían el final del embargo.
Cada año, Gallup hace la misma pregunta. Este febrero, por primera vez, la mayoría de los encuestados aseguran tener una buena imagen de Cuba: el 43% tiene ve la isla de manera “bastante favorable” y el 11%, “muy favorable”. Incluso entre los republicanos la buena opinión sobre Cuba ha subido al 34%, aunque ninguno de sus candidatos a presidente comparte esa visión. Entre los demócratas es el 73%, 14 puntos que hace un año.
¿Por qué ha cambiado tanto la opinión sobre Cuba?
Una de las respuestas es que los cublanosamericanos ya no son los mismos. No sólo hay una pujante nueva generación de nacidos en Estados Unidos, sino que la mayoría de los que llegaron a Estados Unidos ya lo hicieron después de 1990. En 2013, el 56% de los cubanoamericanos habían llegado después de ese año gracias al flujo de más de medio millón de personas. Su particularidad es que no vivieron los años más duros del régimen, que salieron de Cuba sobre todo por motivos económicos y que tienen una relación más fluida con la isla. La mitad creen que Estados Unidos y Cuba comparten “muchos valores”, según un sondeo de Pew. Esto se refleja en sus actitudes políticas. La mayoría votan demócrata. En 2012, el presidente Obama ganó la mayoría del voto cubanoamericano en Florida, un hito para su partido.
En 2014, en el condado de Miami, donde se concentran los cubanoamericanos, el 52% de los encuestados eran contrarios al embargo, según la Universidad Internacional de Florida. En 1991, el respaldo a esta política era del 87%.
El número de cubanos que han entrado en Estados Unidos desde las medidas de apertura a Cuba hacen prever más cambios en los próximos años. En 2015, llegaron más de 43.000 cubanos a Estados Unidos comparados con los 24.000 del año anterior.
El cambio en la relación con Cuba es tal vez uno de los más dramáticos en la opinión pública de Estados Unidos.
Y así se ha reflejado también en las primeras generaciones de exiliados cubanos, en particular de empresarios de Florida que intentan hacer negocios con la isla.
Carlos Saladrigas, uno de los que asistió al encuentro con Obama esta semana con cubanoamericanos y que llegó como Pedro Pan, sin sus padres, en 1961, cree que los momentos de tensión extrema como la crisis por Elián González fueron lo que marcaron un antes y un después para algunos miembros de la comunidad del exilio. “Vivíamos obsesionados y no nos dábamos cuenta del daño que estábamos haciendo a nuestro pueblo”, explica el empresario de 68 años. Él participó en las vigilias alrededor de la casa de la familia del niño balsero para que no lo repatriaran a Cuba. Una madrugada de abril de 2000, los agentes federales entraron y se llevaron por la fuerza al pequeño. Para él, el punto de inflexión fue la visita del papa Juan Pablo II a Cuba en 1997, contra la que él mismo hizo campaña. Ver por la tele el entusiasmo de los cubanos con el pontífice le hizo reflexionar.
Los políticos han evolucionado de la mano de la opinión pública. Después de todo, el embargo es un invento demócrata. El presidente Eisenhower aprobó las primeras medidas contra el régimen el 19 de octubre de 1960, unos días antes de las elecciones presidenciales pero fue Kennedy quien instauró el aislamiento de Cuba. En febrero de 1963, prohibió los viajes a la isla y las transacciones financieras. Su hermano, Bobby Kennedy, criticó después el embargo. Fue asesinado antes de que tuviera oportunidad de alterarlo.
Los demócratas ahora han seguido al presidente Obama en su intento de utilizar la diplomacia con Cuba, pero la mayoría de los estadounidenses siguen siendo escépticos sobre el futuro democrático de la isla. Más personas creen que la situación en Cuba seguirá siendo “más o menos igual” en los próximos años, según el último sondeo de Pew sobre la posible evolución política. Sólo el 29% de los republicanos creen que será “más democrática”.
Pero la falta de democracia en Cuba preocupa poco a la mayoría de la opinión pública en Estados Unidos. Otra de las respuestas al porqué del cambio es simplemente el desinterés por Cuba y la percepción de que no es una amenaza para Estados Unidos. En la mayoría de las encuestas, ni sale citado entre los países enemigos.
El senador Marco Rubio, profesor en la Universidad Internacional de Florida y defensor del embargo, reconoce que sus alumnos de origen cubano ya no están tan interesados en la política de la isla. “Cada generación tiene sus opiniones”, explicaba el ex candidato presidencial. En sus clases, ni siquiera él tiene “tanto tiempo” para hablar de Cuba.
María Ramírez
Reportera y analista política de Univision Noticias. Nació en Madrid en 1977 y estudió Periodismo en la Universidad de Columbia con una beca Fulbright. Trabajó durante 15 años como corresponsal de El Mundo (España) en Nueva York, Milán y Bruselas. Fundó la web de innovación periodística #nohacefaltapapel y el diario El Español. Colabora con NY1 Noticias. Es autora de La Carrera: Retrato de 10 candidatos cuyo ascenso marca el futuro de América (2012) y Marco Rubio y la hora de los hispanos (Debate, 2016). @mariaramirezny