logo-pol16

GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

foto-maria

por:

&

foto-eduardo

Eduardo Suárez

GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

foto-maria

por:

&

foto-eduardo

Eduardo Suárez

Los oradores de Trump apenas hablan de economía en la jornada económica de la convención

Julio 20, 2016

|

Eduardo Suárez

Los oradores de Trump apenas hablan de economía en la jornada económica de la convención

 

La segunda jornada de la convención republicana se anunciaba como el momento para desplegar las propuestas económicas de Donald Trump. Así lo había anunciado su jefe de campaña Paul Manafort, que había titulado la velada ‘Make America work again’. El programa oficial, sin embargo, no cumplió las expectativas: los oradores hablaron mucho de Hillary Clinton y casi nada de desempleo y economía: los asuntos que más preocupan a los hispanos y a los ciudadanos en general.

Ni Chris Christie ni Ben Carson hablaron de las propuestas económicas del candidato. El primero convirtió su discurso en un auto de fe contra los fracasos de Hillary Clinton. El segundo dijo que una de sus inspiraciones era “Lucifer”. A priori ambos eran los oradores estrella de la noche: Trump premió su respaldo en momento decisivos de la campaña con un momento privilegiado en el programa de esta segunda jornada de la convención.

En torno a Clinton giraron los discursos de los gobernadores de Arkansas y Oklahoma y los de los fiscales generales Leslie Rutledge y Michael Mukasey. Miles de delegados los interrumpieron varias veces con gritos entusiastas de ‘¡Lock her up!’ (¡Enciérrenla!).

El guión inicial se dejaba entrever en alguna de las pancartas que la campaña había repartido entre los delegados. “Make manufacturing great again”, decía una de ellas. “Trump digs coal!”, decían varias en manos de los delegados de West Virginia en defensa de la minería de carbón. Pero ninguno de los oradores expuso el plan económico del candidato ni sus propuestas fiscales, que bajarían los impuestos a las rentas más altas y que según expertos independientes dejarían un agujero de casi 10 billones de telares en el presupuesto federal.

Sí hubo discursos que elogiaron el talento de Trump como empresario, su habilidad para contratar a las personas correctas o para detectar las dotes de liderazgo en personas despreciadas por los demás. Kerry Woolard, directora general de las bodegas que compró el candidato republicano en 2011, explicó cómo había rescatado un negocio que ahora daba empleo a más de 100 personas en el estado de Virginia. Donald Jr. explicó que su padre promovía a la gente “por su buen juicio, por su listeza y no por credenciales de papel”.

El discurso del primogénito del candidato republicano suena familiar. Es el mismo desprecio por las elites y por el saber especializado que se escuchó en el Reino Unido entre los partidarios del Brexit y que ha exhibido desde el principio la candidatura de Trump. “Mi padre es capaz de ver el potencial de personas en las que otros no se fijan porque no tienen un diploma de Harvard”, dijo Donald Jr. “No quiere personas con un MBA sino doctores en sentido común”.

Al contrario que otros oradores, el hijo de Trump sí pronunció un discurso lleno de contenido político: dijo que su padre ayudaría a las pequeñas empresas y recordó que Bernie Sanders había advertido que los salarios podían bajar como consecuencia de la inmigración.

Trump apenas ha articulado su discurso económico más allá de sus propuestas fiscales y de su rechazo a los acuerdos comerciales con países como México o Canadá. Esa actitud contrasta con la de Mitt Romney, que en 2012 construyó su campaña en torno a su prestigio como empresario y a su capacidad de gestión.

Esta vez Trump parece fiarlo todo a apuntar contra su adversaria, a la que se ha presentado aquí en Cleveland como una gestora poco competente y como una política poco de fiar.

Hace cuatro años la economía todavía frágil era el punto débil del candidato demócrata. Esta vez el punto débil de la adversaria de Trump es la desconfianza que suscita y el candidato republicano quiere aprovechar esta convención para reforzar lo peor de su imagen. Dentro de unos días sabremos si lo ha logrado.

    Eduardo Suárez

    Eduardo Suárez (León, 1979) ha ejercido como corresponsal del diario ‘El Mundo’ en Londres, Bruselas y Nueva York y es creador junto a María Ramírez de la web de innovación periodística #nohacefaltapapel. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha cubierto diversos procesos electorales y ha entrevistado a líderes como Marco Rubio, Tony Blair o Gordon Brown. En 2011 asumió la corresponsalía del diario en Estados Unidos, donde cubrió las elecciones presidenciales de 2012 y el atentado contra el maratón de Boston y donde escribió decenas de historias sobre ciencia, cultura e innovación. Ha ejercido como comentarista en programas de canales como CNN, Univision, BBC, NY1 Noticias o Sky News. Es autor de los libros ‘La carrera’ (2012), ‘El rastro del Exxon Valdez’ (2014) y ‘Marco Rubio y la hora de los hispanos’ (2016). Ganó el Premio Internacional García Márquez al mejor texto de 2014 con un reportaje en Alaska sobre el Exxon Valdez. @eduardosuarez

    Ir al inicio