Las cinco cosas que observar en el debate republicano
Septiembre 13, 2015
Este miércoles a las 5pm PT (8pm ET) los candidatos republicanos a competir por la Casa Blanca volverán a debatir en la Biblioteca Presidencial de Ronald Reagan en Simi Valley, al norte de Los Ángeles. El debate es importante por la sede, lugar de referencia para el partido, y el momento de la carrera, que arranca más en serio con el curso después de un verano especialmente alocado por el dominio de Donald Trump. La cita, retransmitida por la CNN y Salem Radio, incluye a 11 candidatos situados en el escenario en orden desde el centro según la media de las encuestas: Trump, Ben Carson, Jeb Bush, Ted Cruz, Scott Walker, Marco Rubio, Carly Fiorina, Mike Huckabee, Rand Paul, John Kasich y Chris Christie. Además, habrá un debate dos horas antes con otros cuatro aspirantes más rezagados, con un apoyo alrededor del 1% en los sondeos: Rick Santorum, Bobby Jindal, George Pataki y Lindsey Graham.
La expectación por el segundo debate de la campaña para las primarias republicanas se explica por el éxito de audiencia del primero. He escogido cinco factores que merecen atención.
1. El show de Trump
La gran cuestión del verano ha sido hasta dónde aguantará el enamoramiento del electorado republicano con el candidato que ha acusado a los inmigrantes mexicanos de ser “violadores”, ha echado a Jorge Ramos de una rueda de prensa o ha llamado “estúpidos” a sus rivales. En el debate de Cleveland el 6 de agosto, Trump habló más que ninguno de sus rivales: más de 10 minutos frente a los ocho de Jeb Bush o los seis de Marco Rubio. Si bien la mayoría de las encuestas y los analistas coincidieron en que Rubio había sido el mejor orador en el debate, las frases de Trump fueron las que más llamaron la atención y sus errores no se tradujeron en una bajada significativa y duradera en los sondeos, que sigue liderando. Sus insultos machistas a la presentadora de la Fox Megyn Kelly son todavía el resultado más recordado del debate.
Trump vuelve a estar en el centro del escenario y es más probable que la mayoría de las preguntas vayan dirigidas a él. Su posición es fuerte, pero arriesgada. Ahora que empieza el curso y los votantes prestan más atención a la carrera, la próxima polémica de Trump puede hacerle bajar en encuestas que hasta ahora han contado con un número muy alto de indecisos, cerca de un cuarto. Lo habitual es que el auténtico favorito en las primarias no se decida hasta finales de año. En este punto, hace cuatro años, el líder de la carrera republicana era Rick Perry, que después no logró ganar en ninguna primaria y que ahora acaba de renunciar a su segundo intento con un apoyo que apenas superaba el 1%. Hace ocho años, los primeros en las encuestas eran Hillary Clinton y Rudy Giuliani en cada partido.
2. El alcance de Ben Carson
El neurocirujano retirado y sin experiencia política tendrá aquí su primera gran prueba tras el ascenso de las últimas semanas en las encuestas. En la media de la CNN ya está el segundo, por delante de Jeb Bush. En el último sondeo del New York Times y la CBS, obtiene el 23% de apoyo, muy cerca del 27% de Trump. Su perfil se asemeja al de Herman Cain, candidato en las primarias de 2012: no político, afroamericano, populista y casi desconocido hasta ahora. Su gran baza, como la de Trump, es estar muy lejos de las instituciones de Washington.
En el debate será interesante observar su estrategia, si ataca a Trump o se une a él dentro del frente anti-políticos. Es menos provocador que el constructor millonario, pero esta noche tiene la presión por llamar la atención ya que es menos conocido que otros aspirantes en el escenario.
3. La próxima víctima
Tras la retirada de Rick Perry, el ex gobernador de Texas, ya “sólo” quedan 16 candidatos en la carrera republicana. Para la mayoría, la apuesta es insostenible por falta de recursos económicos y de apoyos políticos. Es más probable que el próximo o los próximos en caer salga del debate de “perdedores” que se celebra dos horas antes del principal. El último candidato en presentarse, el ex gobernador de Virginia, Jim Gilmore, ni siquiera ha llegado al 1% de intención de voto en las encuestas como para ser admitido en el debate de clase B.
Respecto al anterior debate, sólo se ha salvado Carly Fiorina, la ex CEO de HP y quien ha conseguido a fuerza de insistir que la CNN cambie las reglas y la acepte también a ella, por haber llegado al décimo lugar aunque fuera unos días en el último mes. Las opciones de Fiorina esta noche pasan por enfrentarse a Trump, que ya la ha atacado criticando su aspecto y tiene como punto débil su brusquedad con las mujeres.
4. Los candidatos “hispanos” de Florida
El debate es una nueva oportunidad para los candidatos que, según ha apuntado todo el verano la predicción de los mercados, se acabarán disputando el puesto por la candidatura republicana a la Casa Blanca: el ex gobernador Jeb Bush y el senador Marco Rubio. Ambos dicen estar concentrados en su propio camino y evitan hablar de Trump: Bush acumula dinero y apoyos políticos y Rubio, buenos discursos. Y ambos tienen ahora retos que tienen otra oportunidad de resolver.
Rubio ya ha demostrado que puede conquistar con su historia personal, su capacidad oratoria y su control de los temas de actualidad, en particular la política exterior, por encima de sus rivales. Pero eso no se ha traducido en apoyo duradero entre los votantes ni en grandes donaciones ni en la movilización de otros políticos nacionales. Bush tiene el dinero y el respaldo del establishment del partido, pero le falta la brillantez y la soltura en público. Su actuación discreta en el primer debate le hizo perder fuelle.
5. La audiencia
Fox News consiguió en agosto que 24 millones de personas vieran el primer debate republicano, más que ningún otro encuentro político de este tipo y más que ningún otro evento informativo en televisión por cable. En 2011, el primer debate republicano tuvo sólo tres millones de espectadores. El récord más cercano para un debate fue el choque entre Ross Perot y Al Gore, que tuvo casi 17 millones de televidentes en 1993 en el programa de Larry King. La CNN se frota las manos y ya ha vendido anuncios hasta 40 veces más caros que en circunstancias normales. Trump ya se está vanagloriando de que todo se debe a él.
Just announced that because of "Trump", advertising rates for debate on @CNN are going from $5000 to $200,000, a 4000% increase.PAY CHARITY?
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 5, 2015
Pero el “Summer of Trump” llega a su fin. Lo que pase en otoño será más determinante para la carrera de 2016. Por mucho que le pese a las televisiones de noticias en cable, que han recuperado espectadores e ingresos por el show del verano.