Por qué Marco Rubio (y no Ted Cruz) es el republicano que mejor sale de Iowa
Febrero 02, 2016
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La encuesta del Des Moines Register del domingo le daba a Marco Rubio un 15% de los votos. Durante meses los sondeos lo situaban alrededor del 10% luchando por el tercer puesto. Este viernes ganó el 23% de los apoyos y quedó a un punto de Donald Trump, el gran favorito entre los republicanos. Hay poca diferencia entre el número de delegados que le han correspondido a Ted Cruz, Trump y Rubio entre los 44 que reparte Iowa.
El primero en Iowa ni siquiera suele ganar la candidatura republicana. Pero la primera cita electoral cuenta sobre todo por su valor simbólico. Lo más premiado aquí suelen ser las sorpresas por lo que la lucha de los candidatos durante la campaña es para conseguir ser el underdog. Los de Rubio han conseguido ahora capturar ese delicado momento. El mercado de predicción ha cambiado de opinión en unas pocas horas.
El resultado en Iowa le da un empujón para las primarias del 9 de febrero en New Hampshire, donde tampoco es el favorito. Su campaña apuntaba desde el principio a las votaciones de finales de febrero en Carolina del Sur y Nevada, una estrategia arriesgada y que no suele casar con la historia. Sólo un aspirante ha conseguido la candidatura sin vencer ni en Iowa ni en New Hampshire: Bill Clinton.
1. Gestión de expectativas
La campaña insistió durante meses en que éste no era el lugar ideal para su candidato, que ni siquiera se dedicó al estado hasta el final mientras Ted Cruz recorría sus 99 condados. Sin embargo, el supuesto desinterés de Rubio era también una pose para quitarle presión. Al final, por ejemplo, pasó más tiempo en Iowa haciendo campaña que Trump y no quedó tan lejos de Cruz.
Cruz (27.6%) spent 56 days in IA, $7.4M.
Trump (24.3%) spent 37 days in IA, $3.5M.
Rubio (23.1%) spent 48 days, $11.7M.#iowacaucus— Stephen Hayes (@stephenfhayes) February 2, 2016
La obsesión de Rubio era rebajar la atención en cuanto destacaba y quitarse el aura de favorito. Sólo después del debate del jueves en Des Moines, los de Rubio empezaron a presumir de sus posibilidades y a difundir la etiqueta en Twitter #marcomentum. Se asustaron en cuanto empezaron a llegar preguntas sobre un posible segundo lugar. La encuesta del Des Moines Register los devolvió a su lugar ideal: el de la cola.
2. Campaña microdirigida
Las estrategias de comunicación política de Barack Obama siempre han sido un ejemplo para Rubio. Una de las lecciones de la gestión demócrata es conseguir mucha información del votante ideal y concentrarse en él. En el caso de Rubio, sus visitas, sus envíos y sus llamadas en Iowa se dirigieron a los veinteañeros y treinteañeros de las zonas más urbanas del estado.
El candidato buscaba en particular de personas de clase media con deudas. El objetivo es la empatía con Rubio, endeudado por los créditos estudiantiles hasta que fue elegido senador y publicó su autobiografía. El candidato pasó la noche del caucus en Urbandale y otros suburbios de Des Moines, donde viven las familias jóvenes que son su objetivo. Eran sus electores. De hecho, Rubio ganó cinco de los 10 condados más poblados de Iowa. No ganó ninguno de los otros 89.
3. Mensaje optimista
En el año del enfado, sobre todo de Trump, Rubio eligió presentarse con un mensaje más ligero, más similar al optimismo que, según repite, sigue siendo la esencia del país. Raramente ataca a sus colegas en los mítines, ni siquiera los menciona por el nombre. Tiene 44 años, como Cruz, pero su aspecto juvenil le ha ayudado a reivindicar su papel como símbolo del presente frente a contrincantes como Jeb Bush o Hillary Clinton, con un largo bagaje político.
4. Dentro y fuera del establishment
La mayoría de los pesos pesados del partido en Florida estaban desde el principio del lado de Jeb Bush. Hasta amigos como Ana Navarro o Al Cárdenas le han dado la espalda a Rubio pensando que el ex gobernador de Florida se llevaría todos los apoyos y el dinero de los grandes donantes.
Rubio lleva cuatro años en Washington y difícilmente se puede considerar parte del establishment, pero ahora que Bush se ha hundido los veteranos lo ven como mejores ojos para encontrar un candidato aceptable para el electorado general. Rubio ha jugado ese papel y, a la vez, con su equilibrismo habitual, el del novato, hijo de una pareja humilde y hecho a sí mismo. “Éste es el momento que nos dijeron que no llegaría”, dijo Rubio anoche, presentándose de nuevo como outsider.
5. Oportunismo
Igual que se subió a la ola del Tea Party en 2010 y se bajó de ella cuando el partido se pasaba la moda, Rubio se ha adaptado a las circunstancias ante un público muy conservador. Tras la derrota de Mitt Romney en 2012, los republicanos se convencieron de que su fracaso se podía corregir si lograban atraer más votos de los hispanos (Romney sólo obtuvo el 27% de apoyos) e incorporaron en su estrategia la reforma migratoria. Rubio intentó pasarla entonces en el Senado, pero se retiró de la escena cuando vio que sus colegas republicanos no la aprobarían en la Cámara de Representantes.
En la campaña en Iowa ha huido de cualquier concesión a la reforma migratoria que él defendió y se ha centrado sólo en una parte del mensaje: el refuerzo de las medidas de seguridad para prevenir la entrada de personas que no tengan permiso para trabajar en Estados Unidos. La segunda parte, qué hacer con los millones que ya están aquí, prefiere dejarla en suspenso, previsiblemente para cuando tenga que enfrentarse al electorado general y le interese volver a recuperarla.
6. Apariencia de consenso
Este sábado, tras un mitin en la Universidad del estado de Iowa en Ames, un joven llamado Steven Nutgeren se acercó a Rubio. Se inclinaba por votar por Cruz y se lo dijo. Rubio le contestó sonriente: “Yo puedo tejer más alianzas con otros mejor que Ted, puedo atraer a otro tipo de gente”. A pocos pasos, una demócrata llamada Ann Soviech Munson, curiosa de ver a todos los candidatos, decía: “Me parece que es el más dispuesto a dialogar con todos, también con los demócratas, aunque no compartas sus ideas”.
La noche del caucus, el mensaje oficial era ése. El que hacía de portavoz de la campaña en Council Bluffs, un distrito conservador en la frontera con Nebraska, el congresista de California Doug LaMalfa decía en el caucus en el instituto Thomas Jefferson: “Rubio es el que puede conseguir apoyos de un espectro más amplio”.
7. Paciencia
Sus mítines en Iowa no han sido tan multitudinarios como los de Trump, Sanders o Clinton. Pero Rubio es uno de los candidatos más disciplinados en el post-mitin. Saluda a todos los que hacen cola para darle la mano, firma todas las fotos y sonríe ante todos los móviles aunque su personal de campaña intente cortar la conversación.
La paciencia que tiene con los votantes no la practica en cambio con la prensa, con la que cada vez se para menos, miedoso de las cámaras que lo encumbraron al principio de su campaña nacional.
8. Apoyos clave
Una de las primeras señales de que Rubio estaba preparando su campaña presidencial fue el cuidado que se tomó en las elecciones de mitad de mandato de 2014 en ayudar a Joni Ernst. La ahora senadora por Iowa tenía rasgos para atraer a una base conservadora: veterana de guerra, directa, populista y orgullosa de haber castrado cerdos. Rubio se molestó en mandar a su jefe de comunicación, Alex Conant, para que asesorara a Ernst. Aunque, siguiendo la tradición, no le ha apoyado ahora abiertamente, Ernst ha hecho campaña con él y ha movilizado a otros en Iowa.
Y aunque Rubio haya desdeñado a la prensa, una actitud que ahora sumaba puntos entre una parte de los republicanos, el apoyo del Des Moines Register le ha ayudado con los más moderados.
9. La debilidad de Jeb
Bush arrancó con más apoyo y más dinero que Rubio, pero el ex mentor enseguida perdió fuelle, en particular por sus malos resultados en los debates. Su estrategia de centrarse en atacar a su antiguo pupilo no le ha beneficiado como esperaba. La campaña de Bush se ha gastado en Iowa más de 20 millones de dólares en anuncios contra Rubio. Este lunes todavía se veían en las carreteras del estado paneles luminosos con varias versiones de lemas contra el senador de Florida.
Los dos siguen compitiendo por los mismos recursos, pero varios donantes poderosos se han desanimado con Jeb. Bush es el segundo candidato que más dinero ha recaudado en toda la carrera después de Clinton, pero también es uno de los que tiene menos fondos disponibles.
Para Rubio empieza ahora un nuevo juego desde una posición de fuerza, pero a la vez en el lado opuesto de toda su campaña hasta ahora. Las expectativas están muy altas y se enfrenta a New Hampshire, un estado donde las encuestas lo sitúan ahora en el quinto puesto. Tiene margen de mejora, pero su futuro depende de nuevo del primer punto de este artículo: qué se espera de él.
María Ramírez
Reportera y analista política de Univision Noticias. Nació en Madrid en 1977 y estudió Periodismo en la Universidad de Columbia con una beca Fulbright. Trabajó durante 15 años como corresponsal de El Mundo (España) en Nueva York, Milán y Bruselas. Fundó la web de innovación periodística #nohacefaltapapel y el diario El Español. Colabora con NY1 Noticias. Es autora de La Carrera: Retrato de 10 candidatos cuyo ascenso marca el futuro de América (2012) y Marco Rubio y la hora de los hispanos (Debate, 2016). @mariaramirezny