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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

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Eduardo Suárez

Así fue el abucheo a Ted Cruz y así lo usará para presentarse en 2020

Julio 21, 2016

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Eduardo Suárez

Así fue el abucheo a Ted Cruz y así lo usará para presentarse en 2020

 

Fueron unos segundos muy tensos. El discurso había avanzado con ovaciones aisladas y sin sobresaltos cuando Ted Cruz afrontó el fragmento final. “A aquéllos que están escuchando les digo que no se queden en casa en noviembre”, dijo el senador antes de dejar unos segundos de silencio que sembraron la incertidumbre entre los seguidores de Donald Trump.

¿Pediría el voto en la siguiente frase para el candidato republicano? Muchos en la arena creyeron que sí y se pusieron en pie para celebrar el gesto elegante del finalista de las primarias republicanas. Incluido el jefe de la delegación de Pensilvania y varios delegados de Nueva York.

Para entonces varios medios (incluido Univision) ya sabían que Cruz no expresaría esta noche su respaldo a Trump. Así lo había dicho su portavoz a mediodía y así lo reflejaba el texto que había enviado embargado el entorno del senador.

Muchos delegados, sin embargo, no tenían esa certeza y la pausa de Cruz avivó la expectativa de que pediría el voto para su rival. No fue así. El tenso silencio concluyó y Cruz esquivó el nombre de su adversario durante las primarias, llamando en cambio a votar por “candidatos capaces de defender la libertad y ser fieles a la Constitución”.

Era un recado inequívoco al candidato republicano, cuya campaña había recibido el discurso en torno a las seis y media de la tarde y había decidido no poner freno al gesto de Cruz. El senador animaba a sus seguidores a votar por aspirantes conservadores al Senado o a la Cámara de Representantes… pero no decía una palabra sobre Trump.

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El desplante del senador no gustó a la familia Trump, cuyos miembros lo recibieron en la tribuna de honor de pie y con cara de póker. Tampoco gustó a la mayoría de los delegados, que empezaron a gritar “¡Apoya a Trump!” y rompieron a abuchear a Cruz.

La rebelión la liberaron los delegados de Nueva York y Massachusetts. Pero hubo otras delegaciones y muchos espectadores que secundaron el castigo al senador.

Cruz se quedó en silencio de nuevo mientras se disparaba el fragor del público y se acercó al micrófono para decir que apreciaba el cariño de la delegación de Nueva York. Su discurso concluyó unos minutos después pero el daño ya estaba hecho. Cruz le había devuelto las jugarretas a su rival.

No todos los delegados criticaron el gesto del senador. Mark Marr, delegado del estado de Washington, celebró su gesto al final y explicó que no votaría jamás por Trump: “Nada que diga puede hacer que vote por él. No es republicano ni conservador y no me fío de lo que dice. Ha hecho mucho daño a este partido y no votaré por él”.

A otros seguidores de Cruz, en cambio, no les gustó el desplante del senador. “Hubiera preferido escucharle al menos que iba a votar por Trump”, decía al final un delegado hispano de Texas.

A Cruz le esperaban algunos momentos incomodos a la salida del auditorio. Susan Hutchinson, responsable del partido en Washington, le llamó “traidor al partido” y le zarandeó junto a un ascensor. A su esposa Heidi varios delegados le gritaron “Goldman Sachs”, recordando que trabaja desde hace décadas en un banco de inversión.

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Mark Marr, delegado de Washington.

El senador era consciente de que su desplante iba a despertar la cólera de los seguidores de Trump. Si pese a todo eligió ese camino es porque creyó que el abucheo le convenía a su futuro político y que podría beneficiarle en una futura carrera presidencial.

Cruz apenas tiene 45 años y todos dan por hecho que emprenderá de nuevo la carrera a la Casa Blanca dentro de cuatro años. La campaña lo ha convertido en el líder de la derecha republicana y en el ídolo de los militantes conservadores que no se fían de Trump.

El vídeo del desplante le ayudará a presentarse como un candidato de principios si pierde Trump. Pero sus adversarios podrían recordarle que incumplió su promesa de apoyar al candidato republicano. El cálculo podría salirle mal.

Muchos aquí dan por hecha la derrota de Trump en noviembre y han usado la convención para tomar posiciones para 2020. John Kasich evitó la arena pero se reunió con los delegados de New Hampshire. El gobernador Scott Walker pronunció un discurso entusiasta pidiendo el voto para Trump. El senador Marco Rubio lanzó un vídeo de un minuto con un apoyo muy tibio que se emitió justo antes del discurso de Cruz.

Son estrategias distintas de políticos profesionales que creen que la candidatura del millonario neoyorquino será una fiebre pasajera. Ninguno tiene un plan B si gana Trump.

    Eduardo Suárez

    Eduardo Suárez (León, 1979) ha ejercido como corresponsal del diario ‘El Mundo’ en Londres, Bruselas y Nueva York y es creador junto a María Ramírez de la web de innovación periodística #nohacefaltapapel. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha cubierto diversos procesos electorales y ha entrevistado a líderes como Marco Rubio, Tony Blair o Gordon Brown. En 2011 asumió la corresponsalía del diario en Estados Unidos, donde cubrió las elecciones presidenciales de 2012 y el atentado contra el maratón de Boston y donde escribió decenas de historias sobre ciencia, cultura e innovación. Ha ejercido como comentarista en programas de canales como CNN, Univision, BBC, NY1 Noticias o Sky News. Es autor de los libros ‘La carrera’ (2012), ‘El rastro del Exxon Valdez’ (2014) y ‘Marco Rubio y la hora de los hispanos’ (2016). Ganó el Premio Internacional García Márquez al mejor texto de 2014 con un reportaje en Alaska sobre el Exxon Valdez. @eduardosuarez

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