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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

Así afrontan los republicanos el caos tras la dimisión de Boehner

Septiembre 26, 2015

La historia de la semana

La llamada Values Voters Summit se celebra en Washington desde 2006, cuando un grupo de republicanos se rebelaron contra la conferencia tradicional de los más conservadores del partido, CPAC. El encuentro anual de los más tradicionales no era suficiente porque sus organizadores se negaban a debatir teorías descabelladas sobre el lugar de nacimiento del presidente Barack Obama y admitían la presencia de GOProud, una organización de gays y lesbianas conservadores que ya no existe.

Este viernes fue el escenario de la mejor representación de la presión que tienen los candidatos presidenciales para ir más lejos que los más conservadores. Sin alterar su tono calmado y sin hacer ningún gesto de alegría, el senador Marco Rubio anunció que John Boehner, el speaker de la Cámara de Representantes, acababa de dimitir. El público ante él se puso en pie, aplaudió, gritó, agitó lo que podía al aire. Rubio siguió impasible como si no acabara de presenciar una insólita escena ante la marcha del congresista de Ohio desde hace 24 años que siempre ha mantenido las posiciones más conservadoras sobre armas, aborto o impuestos. “Ha llegado el momento de pasar página y dar paso a una nueva generación de líderes”, dijo el senador, cauto con sus palabras.

Después de Rubio, las reacciones de otros presidenciables fueron todavía más claramente a la contra. “Tenéis que saber cuánto aterrorizáis a Washington… ¿Podéis venir más a menudo?”, animaba Ted Cruz al auditorio. “Ya era hora”, decía Donald Trump, que en su primera declaración parecía algo perdido sobre quién era Boehner y qué significaba su dimisión. Jeb Bush fue uno de los pocos que se atrevió a alabar los años de servicio de Boehner, el hijo de una familia humilde que llegó a lo más alto del Capitolio.

Este miércoles 30 de septiembre acaba el plazo para que el Congreso apruebe el presupuesto federal. Muchos de los que había en la sala del hotel de Washington de la conferencia conservadora son partidarios de que la Cámara de Representantes bloquee las cuentas y provoque el cierre de los servicios federales, como sucedió en octubre de 2013. Ahora que Boehner ha anunciado su retirada en octubre el cierre es más improbable ya que el speaker no tiene nada que perder y no planea despedir su mandato con un bloqueo más que añadir a la parálisis que ha caracterizado al Congreso desde 2010. Pero aunque pacte ahora se trata sólo de un parche que dura hasta el 11 de diciembre, cuando el Congreso se encontrará con el nuevo plazo para aprobar las cuentas hasta el septiembre siguiente.

Ya hay dudas de la capacidad diplomática de Kevin McCarthy, el número dos de Boehner y el favorito para sucederle. El californiano McCarthy estaba en el grupo de los “Young Guns” junto a Paul Ryan y Eric Cantor, pero es el que menos experiencia legislativa tiene de los tres. Se le da bien recaudar dinero y puede gustar a los más conservadores, pero el equilibrio de fuerzas requiere una astucia que aún no ha tenido la ocasión de demostrar.

La falta de acuerdos ha provocado la impopularidad de las instituciones de Washington, que tras el último cierre federal llegó a su nivel de popularidad más bajo, el 9% en la encuesta de Gallup. El respaldo al Congreso se ha recuperado ligeramente en los últimos meses, pero cuanto más lo conocen los ciudadanos más lo detestan. El grado de disgusto crece entre las personas que contestan correctamente a preguntas sobre el funcionamiento de la institución.

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La influencia de los más conservadores ha llevado a los republicanos a evitar acuerdos con la Casa Blanca. La parálisis ha aumentado a su vez la desconfianza de Washington y ha irritado aún más a los más radicales de ambos partidos. Eso ayuda ahora al ascenso de Bernie Sanders en el partido demócrata y de los identificados como outsiders en el lado republicano, Donald Trump, Carly Fiorina y Ben Carson. Y también hace que los asistentes al foro del viernes aplaudan con tanta pasión la salida de Boehner, un conservador que perdió su aura por querer pactar alguna vez con el presidente.

Ahora bien la salida de Boehner deja a los candidatos presidenciales en un escenario caótico en el que ya no es fácil ir a la contra sin que haya consecuencias. Boehner hacía de contrapeso desde el conservadurismo para los más activistas, dispuestos a bloquear el Gobierno y a llegar hasta la suspensión de pagos. Los outsiders quieren atribuirse la salida de Boehner como una victoria aunque no hayan tenido nada que ver. Igual que los senadores Marco Rubio o Ted Cruz. Pero el escenario caótico, aún más bronco, tampoco les beneficia, sobre todo de cara a llegar más frescos para enfrentarse al electorado general.

Tras la experiencia de 2012, el partido quería evitar a toda costa primarias largas y conflictivas que desgastaran a su candidato final. Por eso cambió las reglas: concentró primarias y limitó los debates. Sin embargo, la presencia de Trump ya ha dado al traste con sus planes. La salida de escena de Boehner puede desembocar en una crisis de identidad aún peor y apuntalar a Hillary Clinton, que tiene de momento un partido mucho más tranquilo.

Entretanto

Donald Trump se hunde, según la encuesta de este domingo del Wall Street Journal y la NBC. El republicano ha notado el efecto de su actuación mediocre en el debate y sus constantes muestras de desconocimiento de asuntos políticos básicos. El viernes le costó articular una reacción comprensible a la dimisión de Boehner (“tú me dirás”, le llegó a decir a un reportero que insistía en cuál era su opinión). Nervioso, ha centrado sus últimos ataques en Marco Rubio, a quien ha llamado en las últimas horas “payaso” y “bebé”. Sus insultos le ganaron una pitada de los republicanos que asistían a la Values Voter Summit en Washington.

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En el lado demócrata, Bill Clinton ha entrado en escena haciéndole flaco favor a su esposa. El ex presidente acusa a la prensa de cargar contra la ex secretaria de Estado por el uso de su e-mail privado y desentierra la supuesta conspiración contra su familia, una estrategia cuanto menos peligrosa.

Así está la media de las encuestas nacionales entre sobre los candidatos republicanos:

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Y sobre los demócratas:

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La cifra

24. Los años que lleva John Boehner en el Congreso. Su primer mandato empezó en enero de 1991 después de pasar casi cinco años como miembro de la Cámara de Representantes de Ohio.  Llegó en la década en que empezó a agrandarse la brecha entre demócratas y republicanos.

Próximas citas

El presidente Barack Obama estará en Nueva York como otros líderes mundiales para la Asamblea General de la ONU. Mientras, en Washington, el drama está en el Congreso y el plazo para aprobar las cuentas que termina el miércoles 30 de septiembre. También es la fecha límite para las cuentas trimestrales de los candidatos presidenciales, con el informe de gastos e ingresos desde el 1 de julio. Se espera que Jeb Bush y Hillary Clinton sigan liderando en sus partidos pero será una buena ocasión para ver si ahora van más despacio en su recaudación. En el lado demócrata a Joe Biden se le acaba el tiempo para decidir si presentarse o no. El primer debate de las primarias demócratas se celebra el 13 de octubre en Las Vegas. El próximo republicano, el 28 de octubre en Boulder (Colorado).

Y además

El anterior speaker que se fue del puesto de manera voluntaria fue, en 1987, Tip O’Neill, el demócrata célebre por su capacidad para forjar acuerdos, símbolo de una era desaparecida de relativa concordia entre partidos. Su consejo electoral ha sido llevado hasta el extremo ahora: “Toda la política es local”. Los distritos de los congresistas, redibujados y más partidistas que nunca, han marcado la tensión de los últimos años. La frase, según contaba O’Neill, se la dijo en su primera campaña su padre, que fue concejal en Cambridge.

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