Jeb Bush, el republicano de las dos caras
Diciembre 09, 2014
Jeb Bush dijo en una conferencia organizada por el ‘Wall Street Journal’ que para cualquier candidato republicano tal vez sea necesario “perder primarias” para “ganar las elecciones”. Es su declaración más clara hasta ahora de su intención de presentarse a las presidenciales de 2016 como un republicano moderado. Dice que sería “más optimista” y “más práctico” de lo que han sido otros candidatos de su partido hasta ahora.
La paradoja, como subrayan en ‘Politico’ o el ‘Miami Herald’ quienes más lo han seguido en Florida, es que en su etapa como gobernador dio pruebas de su conservadurismo en sentido más tradicional. Sin embargo, sigue siendo verdad que está a la izquierda de muchos en su partido en asuntos como la inmigración y la educación. En suma, el análisis variado de sus posiciones indica un candidato que puede dar sorpresas según el asunto.
Inmigración.
Su especial sensibilidad hacia los inmigrantes le viene por su familia y trayectoria profesional. Por su esposa Columba, mexicana, por su juventud en Texas y su tiempo como profesor de inglés en México, y por su experiencia como gobernador de Florida. Dice que está en contra del decreto por el que el presidente dará estatus legal temporal a millones de personas sin permiso para residir ahora en el país, pero también critica a los republicanos por no apoyar ninguna fórmula para dar papeles a los millones de trabajadores en Estados Unidos que no los tienen. Los republicanos “perdieron una oportunidad”, según Bush, por centrarse tanto en el control de la frontera. En abril, dijo que los inmigrantes que llegan sin papeles a Estados Unidos lo hacen a menudo por “un acto de amor” hacia sus familias.
Impuestos.
Como gobernador de Florida, abolió impuestos sobre la propiedad, lo que supuso unos 2.000 millones de dólares menos para el estado, y redujo funcionarios y programas públicos para no subir la presión fiscal. En sus ocho años como gobernador, recortó impuestos por valor de 19.000 millones. Sin embargo, ahora se niega a firmar la declaración promovida por ‘Americans for Tax Reform’ de no apoyar nuevos impuestos. En 2012, criticó este pacto por ser demasiado rígido.
Sanidad.
Bush critica a sus compañeros de partido por “sólo” intentar anular la reforma sanitaria del presidente Obama en el Congreso cuando la Casa Blanca sigue teniendo poder de veto y hasta el Tribunal Supremo ha avalado la legalidad del plan para extender el seguro médico. Pide que los republicanos se concentren en “ofrecer alternativas” en lugar de en promover votaciones simbólicas. Lo lleva repitiendo desde octubre.
Armas.
Él fue el promotor de la ley ‘Stand Your Ground’ de Florida según la cual cualquier ciudadano puede utilizar un arma si se siente amenazado. En 2012, Bush criticó que la ley hubiera sido utilizada para absolver al patrullero vecinal George Zimmerman de la muerte del adolescente Trayvon Martin.
Educación.
Es uno de los pocos republicanos que apoya los estándares educativos de la llamada Common Core State Standards Initiative, que marca el mínimo que deben saber los estudiantes en inglés y matemáticas al final de cada curso en todos los estados del país. Cuarenta y cinco estados adoptaron el sistema en 2012 con el apoyo de la Administración Obama. Los que se quedaron fuera, Texas, Nebraska, Alaska, Virginia y Oklahoma, son estados tradicionalmente gobernados por republicanos. Indiana y Carolina del Sur se salieron después. Ahora la mayoría de candidatos presidenciales republicanos se oponen a los estándares mínimos comunes para todos los colegios del país. Según el senador Rand Paul, cualquier republicano que apoye estos estándares perderá las primarias.
Embargo.
El ex gobernador de Florida sigue estando entre los más conservadores en la defensa del embargo contra Cuba. “En lugar de levantarlo, deberíamos considerar endurecerlo”, dijo Bush en una charla frente a un grupo de cubano-americanos favorable a las sanciones, US Cuba Democracy, hace unos días en Coral Gables.
Aborto.
Como gobernador, autorizó el uso en Florida de la matrícula ‘Choose Life’, que financiaba a activistas contra el aborto. También vetó el uso de fondos públicos para la investigación con células estaminales. Su intervención más extrema en el debate de donde empieza y termina la vida fue en el caso de Terri Schiavo, víctima de un infarto cerebral y por cuya suerte batallaron su marido y sus padres durante años. En 2003, Bush aprobó una ley ‘ad hoc’ para parar la desconexión de Schiavo. El Supremo de Florida la declaró inconstitucional. Como gobernador también pidió a un juez que hiciera de representante legal de un feto de una mujer violada con discapacidad mental.