Eventos más pequeños pero la misma retórica racista: la receta de Trump en New Hampshire

A Donald Trump le ha sentado bien la recta final de la campaña de New Hampshire: ha mantenido el liderazgo en las encuestas y apenas ha recibido ataques de otros candidatos, con la excepción de los que le ha dedicado Jeb Bush.

El millonario ha aparcado por unas horas su retórica estridente y ha volcado sus esfuerzos en actos más pequeños intentando quizá adaptarse a las costumbres de un estado que premia a los aspirantes que responden las preguntas de la gente y se paran unos minutos a conversar.

Eso no quiere decir que Trump se haya convertido en un candidato más. Sus actos están rodeados de una seguridad insólita en este punto de la campaña. Es mucho más fácil para un periodista acceder a un mitin de Bill Clinton y dentro tiene uno mucha más libertad. El millonario sitúa a los periodistas detrás de unas vallas metálicas que no pueden traspasar.

Se trata de evitar incidentes como el que protagonizó hace unos meses el periodista Jorge Ramos. Pero también de evitar que los reporteros recojan las opiniones xenófobas de algunos de los seguidores del millonario, que en ocasiones insultan a la prensa o la abuchean azuzados por Trump.

Dentro las dinámicas han cambiado pero el mensaje es muy similar. Este lunes Trump explicó que podría mirar a un niño sirio a los ojos y decirle que no se podía quedar. “No sabemos de dónde son sus padres y no tienen documentación”, dijo el candidato. “Esos padres tienen nada pero tienen teléfonos móviles con banderas del ISIS y cosas peores. No sabemos quiénes son porque no tienen documentación”.

La audiencia de Trump aplaudió su respuesta en Londonderry. Muchos de sus seguidores son personas sin estudios y sin apenas ingresos o veteranos que se sienten abandonados por el Gobierno federal. Algunos pueden quedarse en casa si arrecia la tormenta de nieve que azota el estado desde mediodía. Pero todos los sondeos asumen que aun así esta vez ganará Trump.

Como bien apunta aquí el periodista Byron York, el millonario está acentuando su populismo a medida que avanza la campaña. Trump incluye en sus discursos términos que usa Bernie Sanders y se presenta como el único candidato que no está en deuda con las aseguradoras, con las grandes empresas farmacéuticas y con los magnates de Wall Street. Es pura demagogia pero por ahora le está funcionando con un público muy distinto del que se reúne en torno a Sanders: personas mayores con miedo al terrorismo o a la inmigración.

Salvo sorpresas, Trump saldrá reforzado de New Hampshire pero su triunfo en las primarias republicanas dependerá más de sus rivales que de sí mismo. Por ahora le beneficia el número de candidatos. Los republicanos que reniegan de su mensaje pueden votar por Kasich, Rubio, Cruz, Christie, Carson, Fiorina, Gilmore o Bush. La lógica indica que alguno abandonará después del martes. Pero el resultado podría dejar a muchos casi igualados en la batalla por el segundo puesto. Sería la mejor noticia para Trump.