Por qué los ricos votan más que los pobres y por qué todo sería distinto si ocurriera al revés
Octubre 30, 2014
Este martes ejercerán su derecho a voto muchos menos ciudadanos que en cualquier elección presidencial. Pero la abstención será mucho mayor entre quienes tienen menos ingresos y menor entre los más ricos de la población. No es un fenómeno nuevo pero en los últimos días ha vuelto a la actualidad de la mano de este informe del instituto Demos, elaborado por el investigador Sean McElwee.
Las tesis de McElwee se podrían resumir en estos dos gráficos que cuelgo a continuación.
1. Los ingresos de cada ciudadano son una variable muy fidedigna a la hora de predecir si irá a votar.
2. Quienes se abstienen tienen ideas mucho más progresistas que quienes ejercen su derecho a voto.
El informe de Sean McElwee me pareció tan interesante que me decidí a contactar con él para hacerle unas preguntas. A continuación transcribo lo más relevante de nuestra conversación.
P. ¿Por qué los ciudadanos pobres no votan tanto como los ricos?
R. Hay muchas barreras para los votantes con pocos ingresos y en Demos los hemos descrito aquí. Estudios recientes sugieren que los republicanos suelen aprobar leyes para endurecer las condiciones de registro en aquellos lugares donde crece la participación de las minorías y de los votantes pobres. Esas leyes dejan fuera del sistema político a comunidades como los negros o los hispanos y también a aquellos votantes que no pueden permitirse viajar para obtener una tarjeta de identificación. Estas tarjetas son gratuitas. Pero los costes de transporte, días de trabajo y documentación pueden llegar a ser exorbitantes como se explica aquí. El hecho de que las elecciones se celebren en un día laborable aleja de las urnas a las personas con menos ingresos. Estudios recientes sugieren que permitir a los votantes registrarse el día en que van a votar cambiaría la composición del electorado. Las leyes que obligan a las autoridades a entregar formularios para registrarse también aumentan la diversidad del electorado.
P. Usted dice en su artículo que el 41% de quienes no votan dicen que no se molestan en votar porque su voto “no marca la diferencia”. ¿No es eso cierto al menos para mucha gente en las elecciones presidenciales?
R. Se me ocurren algunos puntos importantes. Lo primero que cabe decir es que es obvio que el sistema político americano tiene numerosas cosas raras que deberíamos abolir. Es algo que he explicado varias veces y que se puede encontrar aquí. No obstante, las elecciones presidenciales se deciden por un margen muy estrecho. Si mucha gente con pocos ingresos decidiera no ir a votar, el ganador lo decidirían los ricos. Es fácil pensar que una pequeña decisión no tendrá ningún impacto. Pero mi informe muestra que cualquier voto tine efectos significativos. Es importante subrayar que al votar no decidimos sólo quién nos gobierna sino qué programa aplica. Datos recientes sugieren que allá donde ejercen su derecho a voto más personas con pocos recursos los programas políticos son más favorables a los pobres.
P. ¿Algún ejemplo concreto?
R. William Franko examinó en este estudio tres políticas: el salario mínimo, el seguro médico para niños y la regulación de los préstamos al consumo. Su conclusión es que aquellos estados en los que ricos y pobres votan por igual aplican políticas más favorables para las familias con pocos ingresos y tienen por ejemplo un salario mínimo 20 centavos más alto. Y recuerde: a menudo hay numerosas iniciativas populares y numerosos cargos estatales que se deciden en la misma fecha de las elecciones presidenciales. Esas decisiones también son importantes y se dirimen por márgenes muy estrechos. Votar es el principio de la participación en el proceso político. Varios estudios demuestran que un acto tan simple como llamar a un legislador puede tener un impacto importante en una decisión concreta. Hay muchas formas de intervenir en política. A mí me parece frustrante la escasa atención que prestamos a la política en las ciudades y en los estados, que son las que tienen un impacto más importante en las vidas de los ciudadanos. Nuestras cifras demuestran que las políticas que reducen o aumentan la desigualdad no se deciden en la Casa Blanca.
P. Muchos analistas siguen hablando de las elites progresistas. ¿Es este grupo demográfico uno de los grandes mitos de la política americana?
R. Sí. Es un mito muy frustrante y muy difícil de matar. Demos mostró en ‘Stacked Deck’ algunos detalles en los que los más ricos actúan de un modo distinto al resto de la población. No es sólo que los ricos suelan ser republicanos. Es que los demócratas que responden en las encuestas son más conservadores que los demócratas de la población general. Es decir, los demócratas ricos son más conservadores que los demás demócratas. Como escribe aquí Larry Bartels, “ningún otro país rico tiene el nivel de polarización de EEUU en lo tocante al tamaño del Estado y la reducción del déficit”. Es mucho más probable que los ricos apoyen un Estado más pequeño aquí que en ningún otro país. Podría citar muchos estudios. Pero este mapa de los resultados de las elecciones de 2008 resume muy bien lo que quiere decir.
P. Si sólo pudiera tomar una medida para mejorar la participación entre los pobres, ¿qué medida tomaría?
R. Abolir todas las leyes que obligan a los ciudadanos a presentar una tarjeta de identificación para votar. También permitir a la gente que se registre el día en que va a votar, dejar votar a los presos, extender el periodo en que los ciudadanos pueden votar por anticipado y celebrar las elecciones los fines de semana. Es difícil saber cuál de estas medidas sería más importante. Hay varios estudios que sugieren que la posibilidad de registrarse el día que uno va a votar reduce la abstención entre las personas con menos recursos. También hay estudios que apuntan que dejar votar a los presos habría cambiado el resultado de varias elecciones presidenciales.
P. ¿Qué diría sobre la participación electoral de los hispanos? ¿Algún rasgo especial?
R. Mi informe no habla directamente sobre la participación de los latinos en los procesos electorales. Pero está claro que los hispanos votan menos en las presidenciales y en las elecciones de mitad de mandato. Los hispanos prefieren un Estado más grande y con más servicios. Algo muy similar a lo que piensan quienes no votan. La reforma migratoria es muy importante para los hispanos. Muchos de los que viven aquí no pueden votar porque no tienen el pasaporte americano. Las leyes que exigen identificarse a los votantes tienen un efecto desproporcionado sobre los votantes hispanos. Si ellos votaran más, las leyes serían más liberales, más progresistas. Aunque por supuesto hay algunos detalles especiales. Los cubanos son más conservadores que los salvadoreños y los dominicanos y las segundas y terceras generaciones son más conservadoras en lo económico que quienes llegaron aquí.