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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

Las claves del día: un presidente apestado, una primera dama en apuros y una senadora popular

Octubre 29, 2014

Los demócratas que hacen campaña en estados decisivos como Iowa, Colorado o Georgia aprovechan cualquier ocasión para alejarse del fantasma de Barack Obama, conscientes de que no les beneficia su impopularidad. Esa renuencia explica el extraño itinerario de la gira electoral del presidente, que visitará Maine, Detroit, Bridgeport y Filadelfia y que este martes intervino en Milwaukee para respaldar la campaña de Mary Burke, aspirante demócrata a gobernador.

La Casa Blanca ha elegido con tiento los lugares donde exponer al presidente. El ejemplo más evidente es la escuela donde habló este martes, que recibió una ayuda federal de cuatro millones de dólares durante su mandato y se encuentra en un barrio afroamericano donde el 99% de los habitantes votó por Obama en la campaña de su reelección.

Y sin embargo Obama fue interrumpido por los gritos de Leilani López: una hispana de Milwaukee que protestó por el bloqueo de la reforma migratoria y por la negativa del presidente a aprobar ninguna orden ejecutiva antes de la campaña electoral. “La joven está expresando su preocupación sobre la inmigración”, explicó Obama según cuenta aquí el ‘Journal-Sentinel’. “El problema es que debería protestar contra los republicanos que bloquean la reforma en el Congreso”.

Leilani explicó luego que era demócrata y había votado por Obama hace dos años: “Amo a mi presidente y tengo todo el derecho a criticarlo”.

Los cinco artículos que debes leer

En esta pieza Jordi Pérez Colomé explica cómo se ‘compra’ un campaña política en Estados Unidos y detalla la guerra sucia de los hermanos Koch en Carolina del Norte, donde se han gastado hasta 225.000 dólares en respaldar a un candidato que hace campaña a favor de la marihuana y que podría robarle votos a la senadora demócrata Kay Hagan.

Este artículo del ‘New York Times’ destaca la historia del hispano Luis Enrique Monroy Bracamonte, que fue deportado en dos ocasiones antes de matar a dos agentes durante un tiroteo. Aquí se puede encontrar el auto de su arresto. El diario neoyorquino explica que su caso han empezado a utilizarlo quienes se oponen a la reforma migratoria.

El reportero David A. Fahrenthold se sumerge aquí en el éxito arrollador de la senadora Elizabeth Warren: una de las pocas líderes demócratas que está disfrutando durante esta campaña electoral. “Es mucho mejor que Obama”, explica en el reportaje Christina Angell (76 años) durante uno de los eventos de Warren, que sigue sonando como posible alternativa a Hillary Clinton en 2016.

El ‘Financial Times’ presenta aquí un análisis detallado de la brecha digital que separa a ricos y pobres en EEUU. Unos 31 millones de hogares no tienen conexión a Internet y el problema afecta por igual a los núcleos urbanos y a la América rural. Un tercio de los hogares hispanos sigue sin estar conectados. Una cifra para reflexionar.

Merece la pena juguetear con este gráfico interactivo que presenta Felix Salmon en Fusion. Se trata de ayudar a los jóvenes a comprender hasta qué punto su voto puede cambiar el destino del Capitolio y se centra en cuatro estados decisivos: Iowa, Georgia, Kansas y Colorado.

El dato del día

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Una primera dama en apuros

La impopularidad de la Casa Blanca durante las elecciones de mitad de mandato es casi una tradición presidencial. Pero pocas veces ha llegado al extremo de los comicios de 1994, cuando Bill Clinton perdió la mayoría en las dos cámaras del Capitolio arrastrado por los escándalos y el desprestigio personal.

La cólera contra el presidente alcanzó a su esposa Hillary, que refleja en sus memorias su angustia durante aquellos meses de crispación: “Si uno creyera todo lo que oía en la radio en 1994, pensaría que su presidente era un comunista y la primera dama una asesina y que juntos habían tramado un plan para confiscar todas las armas de fuego y forzar a cualquiera a abandonar a su médico de cabecera por una Sanidad socialista”.

La primera dama cuenta cómo los agentes del Servicio Secreto la convencieron para ponerse un chaleco antibalas durante un evento a favor de la reforma sanitaria en Portland (Oregon). “Fue una de las pocas veces en mi vida en que sentí miedo por mi integridad física”, escribe Hillary. “Durante el acto apenas podía oír mi voz por los abucheos y al terminar cientos de personas zarandearon mi limusina. Desde el coche veía una muchedumbre de veinteañeros y treintañeros. Nunca olvidaré su mirada y su expresión malencarada gritando mientras los agentes los apartaban. El Servicio Secreto hizo varios arrestos ese día y confiscó dos pistolas y un cuchillo escondido entre la multitud”.

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