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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

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Eduardo Suárez

¿Fue el debate un revés o el final de Marco Rubio? Así lo ven en New Hampshire

Febrero 07, 2016

¿Fue el debate un revés o el final de Marco Rubio? Así lo ven en New Hampshire

Jóvenes madres, estudiantes y jubilados han madrugado este domingo para escuchar a Marco Rubio en la cafetería de un colegio de Londonderry. Mientras esperan al senador, todos hablan de sus respuestas al ataque de Chris Christie pero nadie se atreve a aventurar el impacto que tendrían sobre la carrera presidencial. 

Fuera tres jóvenes demócratas imitan al senador disfrazados de robots y enfundados en unas cajas de cartón. “Nuestro candidato no tiene hoja de servicios”, dice su pancarta. “Lo único que puede hacer es mentir”.

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¿Fue el episodio un revés temporal o un error que acabará con la campaña del senador hispano? Por ahora es difícil saberlo pero desde luego les ha dado oxígeno a candidatos como Jeb Bush o John Kasich y ha cambiado el relato que se había instalado desde los caucus de Iowa, que presentaba a Rubio como el hombre mejor preparado para batir a Trump.

“No creo que Marco lo hiciera tan bien como en otros debates”, me dice Rebeccah Labell, que se ha acercado a ver al candidato con sus dos hijas y cuyo esposo está destinado como militar en el extranjero. “Cuando Christie le dijo que estaba repitiendo su mensaje, me di cuenta de que era justo eso lo que estaba haciendo. En ese momento me pregunté si tenía algo más que decir. Estoy de acuerdo en lo que dijo sobre Obama pero quiero saber más sobre él”.

Labell votó por John McCain en 2008 y por Ron Paul en 2012. Ahora duda entre Rubio y Cruz pero se inclina por el senador de la Florida, al que define como “joven, guapo, carismático, atractivo y con una familia preciosa”. Su marido ya le ha votado. Pero ella advierte que el Ejército es un territorio más propicio para Trump, que triunfa por su retórica a favor de los veteranos y en contra de la inmigración.

“Yo aún estoy indecisa”, recuerda Labell. “Me gusta mucho Marco y creo que puede marcar la diferencia pero aún no he decidido y por eso he venido hoy”.

Muchos comparten aquí esa misma impresión sobre las respuestas de Rubio. Pero eso no parece importar al candidato, que arranca su discurso con el mismo argumento que repitió cuatro veces durante el debate: que Obama no es un inútil sino un líder astuto con un plan maquiavélico para transformar América.

“Si quiere vivir en otro país, que se mude a otro país”, proclama el senador entre aplausos antes de advertir contra el ascenso de Bernie Sanders con un argumento algo peregrino: “Si quiere vivir en un país socialista, que se mude a Escandinavia o Venezuela”.

Y sin embargo esta mañana Rubio es consciente de que no podía repetir palabra por palabra su discurso habitual. Por eso esta vez habla sobre las pensiones o el seguro médico para personas mayores y por eso acepta varias preguntas en un evento más breve de lo habitual.

No hay una sola referencia a Christie en el discurso del senador hispano. Es un detalle extraño en un político acostumbrado a reírse de sí mismo. Pero tiene que ver con el esfuerzo de su campaña por enterrar el debate de anoche en los preparativos de la Superbowl, sobre la que sí bromeó el candidato en los primeros minutos de su intervención.

Al final del acto, dos jóvenes preguntan a Rubio sobre educación y varias personas le pidieron su opinión sobre asuntos de política exterior. No hay preguntas difíciles y el senador es espontáneo. Sobre todo al responder a la última pregunta de un ciudadano que le preguntó por qué debía votar por él y no por Cruz.

Rubio dice que era Ted su amigo pero subrayó dos cosas en las que no está de acuerdo con Cruz: su deseo de reducir el Ejército y su propuesta para introducir un impuesto federal similar al VAT. “Necesitamos reconstruir el Ejército, no reducirlo aún más”, proclama en un mensaje muy popular entre los veteranos que había en el salón.

El senador recibe muchos aplausos en Londonderry pero no convence a todos aquí. Derrick LaFleur (22 años) me dijo que votará por Cruz: “Marco es demasiado moderado para mi gusto. Tiene un discurso ensayado y yo quiero un hombre más sincero y más abierto, no una máquina engrasada de antemano para ganar votos”.

No todos comparten esa visión. Hay votantes que no comprenden la actitud agresiva de Christie y otros que reprochan la pasividad de Bush.

“Jeb dejó que Chris le hiciera el trabajo sucio. No se merece ganar aquí”, dice un votante entre dientes. “Anoche Rubio me decepcionó un poco”, dice Connor Price, un estudiante de Dallas que odia a Cruz y votará por Rubio pese a su revés. “Todos los estudiantes que conozco votarán por Sanders o por Rubio. Lo que ocurrió ayer puede ser una anécdota. Todos los candidatos tienen que pasar por una prueba de fuego para mejorar”.

Algún votante tiene consejos para Rubio. “Marco tenía que haber respondido que un gobernador y un senador hacen trabajos distintos y que Rubio estaba haciendo bien su trabajo”, dice Glenn Fascus, un ciudadano de origen alemán. “Al fin y al cabo, los gobernadores dependen del Congreso para conseguir dinero. Sigo indeciso pero creo que votaré a Rubio. A ninguno le importa tanto su país”.

Ningún candidato republicano atrae tantos estudiantes, hispanos y mujeres a sus mítines y eso es cierto también aquí. Muchos se quedan al final para hacerse una foto con el candidato, que sigue la rutina porque es consciente de que una de sus grandes ventajas es su encanto personal.

Entre quienes hacen cola al final se encuentra Julian (12 años), un niño que ha convencido a sus padres para votar por Rubio y que está aquí con su primo, su padre, su tío y su abuelo para hacerse una foto con el candidato. “Hace cuatro años voté por Romney”, dice su padre Keith, que sirvió en el Ejército en Oriente Próximo y ahora trabaja como banquero de inversión en Boston. Le gusta Rubio por su defensa de los veteranos y por su capacidad de “cruzar líneas de partido”. El debate no hizo cambiar de opinión a la familia. “Anoche vi el debate y Marco fue el que mejor habló”, dice el niño.

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Julian y su primo Michael.

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