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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

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Eduardo Suárez

Así te empujan a votar demócratas y republicanos: las tácticas más agresivas de esta campaña electoral

Noviembre 03, 2014

No se trata de tácticas nuevas. Pero sólo han llegado a los titulares de los tabloides durante esta campaña electoral. Me refiero a las cartas que demócratas y republicanos envían estos días a miles de ciudadanos exhibiendo el historial de voto de sus vecinos y recordando que muy pronto sabrán también si esta vez han ido a votar. Algunos diarios han estallado contra unas tretas que consideran inquietantes e intimidatorias. Pero algunos expertos apuntan que funcionan y que podrían ayudar a los dos grandes partidos a aumentar el porcentaje de participación.

Los ejemplos se han sucedido durante la campaña. Primero fue un grupo conservador de Alaska enviando estas misivas a los habitantes de varias localidades. Luego los demócratas de Carolina del Norte y los del estado de Nueva York. En Connecticut el partido del presidente hizo envíos similares pero cometió al menos un error de bulto: un joven de 19 años recibió un escrito en el que se le agradecía su voto en las elecciones de 2008. Unos comicios en los que por edad ni siquiera podía votar.

El objetivo de estas cartas es inequívoco: utilizar la presión social para empujar a los ciudadanos a ejercer su derecho a voto. Pero los métodos no serían posibles sin el poderío creciente de los ordenadores y sin herramientas que permiten procesar cada vez más datos e influir en la mente de los ciudadanos en tiempo real.

Consultores y politólogos han convertido a los votantes en cobayas en un proceso que describe muy bien el periodista Sasha Issenberg en su libro ‘The Victory Lab’. El propio Issenberg enumeró las tácticas en este artículo que publicó en otoño de 2012:

  • Desvelar a los ciudadanos que sus vecinos votaron en comicios anteriores reduce la abstención hasta el 5%.
  • Preguntarles cuándo irán a votar y qué tienen pensado hacer justo antes aumenta hasta un 10% el índice de participación.
  • Recordarles que les estás observando puede disparar hasta un 20% el número de votos en la jornada electoral.

El pionero en esta última táctica fue el investigador Mark Grebner, que se decidió a probar una estrategia revolucionaria en las primarias demócratas a gobernador de Wisconsin que se celebraron en 2006. Envió una carta en la que mostraba a los votantes una copia de su historial de voto y advertía que recibirían después de las elecciones un segundo documento actualizado después de la campaña electoral. Las misivas le granjearon a Grebner protestas y amenazas de muerte. Pero su estrategia disparó la participación.

¿Seguirán funcionando este tipo de tácticas? El periodista Philip Bump plantea aquí esa misma pregunta a Donald Green, politólogo de la Universidad de Columbia y autor de este libro sobre participación electoral. Sus respuestas siembran dudas sobre el futuro de estas estrategias, que según Green pierden eficacia a medida que se usan más.

Los partidos y los politólogos no son los únicos que usan a los ciudadanos como cobayas. Este artículo de Micah Sifry en ‘Mother Jones’ que me hace llegar José Zamora explica cómo Facebook lleva a cabo experimentos con sus usuarios desde los comicios del otoño de 2010. Lo hace colocando un botón de ‘Yo voto’ en sus perfiles y colocando más noticias políticas entre los artículos de su ‘timeline’. Dos detalles que empujaron a miles de ciudadanos a votar en 2010 y 2012 y modificaron en unas décimas el resultado electoral.

La intervención de Facebook es polémica por su opacidad y por su posible ayuda a los demócratas. En la red social hay más jóvenes, más mujeres y más universitarios. Tres grupos entre los republicanos no suelen imponerse en ningún proceso electoral. El detalle lo abordaba este otro artículo del ‘Atlantic’, que se publicó unos días después del segundo triunfo de Obama y que explicaba otro detalle polémico: no conoceremos los frutos del experimento de Facebook al menos hasta 2015.

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