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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

Así salen de esta campaña los nueve aspirantes más cotizados a las presidenciales de 2016

Noviembre 05, 2014

Las elecciones de este martes otorgaron más poder a los republicanos. Pero cambiaron también los equilibrios de poder entre los aspirantes a las presidenciales de 2016. A contnuación examinamos cómo salen los principales candidatos de esta cita electoral.

1. Scott Walker: ganador indiscutible. 

El gobernador republicano ganó este martes su tercera elección en apenas cuatro años en un estado que votó por Barack Obama en las dos últimas elecciones presidenciales. El entorno de Walker tiene alguna cuenta pendiente con la Justicia. Pero su triunfo lo consolida como uno de los aspirantes más sólidos en 2016. Entre otras cosas porque viene del Medio Oeste: la región donde se gana la elección presidencial. Los republicanos buscan un líder con experiencia de gobierno y Walker se ajusta a ese perfil. Queda por ver si la estridencia de algunas de sus propuestas económicas es un obstáculo para conectar con el resto de la población.

2. HIllary Clinton: algo menos inevitable.

Sus errores en campaña han despertado dudas sobre la viabilidad de su carrera presidencial y su presencia en Arkansas, Kentucky o Illinois no ha evitado la derrota de los demócratas en estados que debe aspirar a ganar si se decide a emprender la carrera presidencial.  Aun así Hillary sigue siendo la favorita indiscutible para lograr la candidatura demócrata. Entre otras cosas por la maquinaria de la familia, porque hoy por hoy atraería dos tercios de los votos en Iowa y New Hampshire y porque su posible adversaria Elizabeth Warren sigue diciendo que no se presentará.

3. Jeb Bush: el peso del apellido.

El ex gobernador de la Florida ha ayudado a los aspirantes republicanos en varios estados. Un síntoma que invita a pensar que sopesa seriamente la posibilidad de lanzarse a la carrera presidencial. A los republicanos no les sobran gobernadores con galones que puedan optar a la Casa Blanca: Rick Perry querría hacerlo pero debe superar el recuerdo de su nefasta campaña en 2012. El entorno de Bush (salvo su madre) no se opone a que se presente y empieza a mencionar sus aspiraciones con naturalidad. El triunfo de Rick Scott favorece su candidatura. Pero Bush podría no sobrevivir a unas primarias por el peso de su apellido y por la presencia de candidatos radicales como Ted Cruz o Rand Paul.

4. Chris Christie: una noche agridulce. 

El líder de New Jersey puede presumir de los éxitos de su partido como recaudador y presidente de la Asociación de Gobernadores Republicanos. Pero la irrupción de Bush y el triunfo de Walker le arrebatan la bandera de candidato del ‘establishment’ que lució sin pudor después de su carrera por la reelección. El escándalo del George Washington Bridge sigue teniendo cierto recorrido y podría darle nuevos disgustos en los próximos meses. Pero nadie se atreve a descartarle por su carisma y por sus dotes de orador.

5. Rand Paul: el dilema de la libertad.

El senador libertario es uno de los líderes favoritos de las bases republicanas y el ‘tsunami’ de estos comicios le beneficia. Pero la amenaza del ISIS y la crisis de Ucrania han subrayado los aspectos menos ortodoxos de su política exterior. Paul es consciente de la amenaza que suponen colegas como Marco Rubio, que se está labrando una imagen de ‘halcón’ en el Capitolio y está tejiendo una buena red de contactos en Europa y en Oriente Próximo. Por eso pronunció hace unos días un discurso explicando sus tesis aislacionistas. Le favorece la renuencia de los americanos a involucrarse en otra aventura bélica en el extranjero.

6. Marco Rubio: matar al padre.

Al senador hispano no le ha ido mal durante la campaña. Ha ayudado a ganar a Rick Scott en la Florida y ha hecho campaña por sus colegas en Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur: tres estados decisivos para cualquiera que quiera lanzarse a una carrera presidencial. El problema de Rubio es la posible entrada de Jeb Bush en la campaña por la candidatura republicana, que le robaría donantes y recursos y le obligaría a competir contra su mentor.   Mientras deshoja la margarita, el senador se prepara para la batalla: sus discursos tienen un ojo puesto en las encuestas y su entorno ha empezado a recaudar fondos para una posible carrera presidencial.

7. Susana Martínez y Brian Sandoval: ¿un hueco en 2016?

Los dos gobernadores vencieron con autoridad en estados donde los demócratas suelen ganar en las presidenciales. Un extremo que les coloca automáticamente en el baile de nombres para 2016. Al menos como aspirantes a la vicepresidencia en una fórmula liderada por Walker o Christie. Ambos son la prueba de que los republicanos pueden ganar entre los hispanos si adoptan el mensaje adecuado y conectan con la población.

8. Joe Biden: sin apenas opciones. 

Unas horas antes del inicio del recuento, el vicepresidente auguró que los demócratas mantendrían el control del Senado. Su error de cálculo es una metáfora de su alejamiento de la realidad. Los expertos sólo le consideran un candidato creíble si Hillary Clinton opta por no presentarse. Pero hoy por hoy nadie contempla esa posibilidad. El único que no tiene dudas sobre sus opciones es el propio Biden, que ha aprovechado la campaña para afianzar sus contactos en estados decisivos y recorrer el país.

9. Elizabeth Warren: la esperanza de la izquierda.

La senadora por Massachusetts ha sido una de las estrellas más reclamadas de la campaña. Pero no ha reconsiderado su decisión de no competir en la carrera presidencial de 2016. Los sondeos indican que podría plantarle cara a Hillary en New Hampshire y algunos analistas aseguran que podría enganchar una ola de entusiasmo similar a la que encumbró a Obama en 2008. Warren ha dicho muchas veces que no aspira a la Casa Blanca. Pero todo dependerá de las voces que demanden su candidatura en los prolegómenos de la carrera presidencial.

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