La primera diputada transgénero
Por Maye Primera @mayepri
La letra de Tamara Adrián está en muchas de las leyes económicas que garantizaban el comercio y los derechos de propiedad en Venezuela y que en 15 años Hugo Chávez fue derogando, a fuerza de decretos, investido de poderes especiales, para darle forma al actual Estado socialista, ya colapsado. La Ley de Mercado de Capitales, la Ley de Títulos de Valores, la Ley de Bancos, el Código de Comercio.
–Esta gaveta que está aquí está llena de proyectos de ley que he hecho a lo largo de mi vida.
La gaveta, repleta, está empotrada en una biblioteca también rebosante de manuales, índices de jurisprudencia, expedientes en carpetas, fotos y diplomas sin enmarcar. Sobre el escritorio se acumulan la parafernalia de la campaña, los periódicos de la semana de la elección dándoles como ganadores, un collar de tela que recibió por navidad y los libros que Adrián está consultando para dos artículos de opinión que aún no termina de escribir.
–Tengo esa ventaja competitiva: yo sé cómo se hace una ley, cómo se discute. No todos lo saben. Tengo una vastísima experiencia legislando, a pesar de que no he sido legisladora.
Tamara Adrián es la primera diputada transgénero de América Latina, electa el 6 de diciembre de 2015 en Venezuela: uno de los tres países de la región que no tiene ley de identidad de género ni ha tenido la intención de aprobar una, donde el Presidente reta a sus adversarios políticos llamándoles “mariconsones”.
Es abogada. Trabajó en el Banco Central de Venezuela, fue asesora de la Comisión Nacional de Valores, consultora jurídica del Ministerio de Energía y Minas. Es profesora jubilada de la Universidad Católica Andrés Bello, su alma mater, de donde egresó con honores en 1976. Y aún imparte clases de obligaciones, derecho mercantil y mercado de valores en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Metropolitana. Desde la década de 1980 está en el ejercicio privado.
–Ahora estoy dedicada al derecho mercantil en el área económica; básicamente, a lo que no existe hoy: mercado de capitales, que ya no hay; inversiones extranjeras en petróleo y gas, que ya no hay –dice Adrián.
Ante la ley, Tamara es Tomás: Tomás Mariano Adrián Hernández
De noche, las avenidas de Altamira están vaciadas por la inseguridad, y ella en su oficina sigue atendiendo llamadas de clientes –petroleras extranjeras que aún permanecen en el país– a los que explica en inglés o en italiano cómo lidiar con la ley y la economía venezolanas en las actuales circunstancias.
Los decretos del difunto Hugo Chávez que reformaron la Ley de Hidrocarburos prácticamente cerraron la participación efectiva de la empresa privada en el negocio petrolero local. La única posibilidad es constituir una “empresa mixta” con el Estado como socio mayoritario –un socio quebrado– y aportar en su lugar el capital y la destreza operativa que la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) ya no tiene. Los clientes petroleros de Tamara no compran la oferta.
Los productos de Pdvsa son casi lo único que Venezuela exporta. Los ingresos por esas exportaciones financian más de la mitad del presupuesto del país y están desde hace un lustro en picada: arrastrados primero por la caída de la producción generada por la falta de inversión en la industria; luego, por la caída de los precios mundiales del petróleo.
En 1998, cuando Hugo Chávez llegó al poder, Venezuela producía 3.5 millones de barriles diarios y cada barril costaba menos de 10 dólares. En 2012, cuando fue reelecto por cuarta vez, la producción era de 2.4 millones y el barril rondaba los 100 dólares.
Ahora estoy dedicada al derecho mercantil en el área económica; básicamente, a lo que no existe hoy
La Venezuela del chavismo experimentó un boom petrolero aún más poderoso que el de la Venezuela saudita de entre mediados de los años setenta y mediados de los ochenta del siglo XX. Se calcula que entre 2004 y 2014, durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, el país recibió por ingresos petroleros 775,959 millones de dólares. Ambos gobiernos no solo gastaron el dinero del boom, sino que multiplicaron la deuda del país por cuatro.
La empresa está ocupada hoy en día en muchos otros asuntos que no guardan relación con el negocio petrolero: importar y distribuir alimentos, reparar carreteras, financiar campañas políticas. Tiene una nómina de casi 135 mil personas, el barril cuesta menos de 30 dólares y la posibilidad de financiamiento internacional está prácticamente cerrada.
Tanto Chávez como Maduro reformaron la Ley del Banco Central de Venezuela para permitir que el banco financiara el déficit de las empresas públicas como Pdvsa, contraviniendo la Constitución. El BCV lo hace incrementando la masa monetaria en circulación, sin respaldo: solo en 2015 la masa monetaria en circulación se multiplicó por 2.5 veces, más del doble de lo que había el año anterior.
–Es como para escribir un libro sobre cómo destruir un país petrolero en 10 años –dice Adrián.
Ante la ley, Tamara es Tomás: Tomás Mariano Adrián Hernández.
En mayo de 2014, Tamara Adrián introdujo un recurso de reconocimiento de identidad en el Tribunal Supremo de Justicia que ya suma más de 4,000 páginas y que aún no ha recibido respuesta.
–Cada seis meses yo meto mi solicitud adicional, dice Tamara.
Desde 1999, tras la llegada de Chávez al poder, las autoridades del país no han permitido ninguna rectificación de partida de nacimiento por razón de género, como lo habían hecho los jueces hasta entonces, basándose en una sentencia de la antigua Corte Suprema que apelaba al reconocimiento de identidad como una necesidad para el libre desarrollo de la personalidad y en la dignidad inmanente de todos los seres humanos. Entre 1982 y 1998 hubo 150 reconocimientos de identidad favorables a personas transgénero.
–Sexo y género son dos conceptos distintos y así lo reconoce la propia ley venezolana cuando habla de la identidad de género. Pero ellos (el chavismo) se han negado al reconocimiento de ese concepto y han tratado de biologizar el tema.
En la ley orgánica del registro civil está contemplado el derecho al cambio de nombre cuando no corresponda con el género y pueda así afectar el libre desenvolvimiento de la personalidad. “Eso lo escribí yo”, dice Adrián. Pero las autoridades alegan que la rectificación de partida no se aplica a personas trans.
Aún entre los aliados ideológicos del chavismo en la región Venezuela está rezagada en el reconocimiento de derechos civiles para las minorías. Ya hay leyes de identidad de género vigentes en Ecuador, Argentina, México, Colombia, Brasil y Uruguay; se está discutiendo una en Chile y en Bolivia ya anunció la ministra de Justicia que trabajarán en una. Solo en Venezuela, Perú y Paraguay no se ha legislado en este sentido.
–Hay que discutir este tema que es del siglo XXI. Tengo que hacer ese lobby necesario, mostrar al resto de la gente que todos los demás países tienen este reconocimiento. ¿Por qué Venezuela no lo tiene? ¿Por qué somos tan intolerantes? –reclama Adrián.
La autoridad a cargo del registro civil en Venezuela, el Consejo Nacional Electoral, es la misma que organiza las elecciones y no aceptó la candidatura de Tamara sino bajo el nombre de Tomás Mariano Adrián Hernández. En cambio sí registró la candidatura del oficialista Antonio Enrique Álvarez bajo su nombre artístico de beisbolista y reguetonero: El Potro Álvarez, decía en los tarjetones. Admitieron así que Álvarez era un animal, pero no que Adrián es una mujer.