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“Regiones enteras de Siria están controladas por grupos extremistas -como el ISIS- donde las decapitaciones y el sometimiento son el pan de cada día”

La chispa que encendió todo

Un acto de rebeldía, ocurrido en 2011 en la ciudad de Dara’a -cerca de la frontera con Jordania-, fue lo que motivó el inicio de las protestas a lo largo de Siria. En marzo de ese año, un grupo de 15 jóvenes escribió un mensaje en la pared de una escuela: “Ahora es su turno, doctor”, en alusión al presidente sirio Bashar Al-Assad, quien en su juventud estudió oftalmología. En el contexto de la Primavera que provocó cambios de régimen en gran parte del mundo árabe, el mensaje de los jóvenes de Dara’a tocó un nervio sensible.

Durante los días que siguieron al incidente, la policía siria buscó y encontró a los responsables: los 15 jóvenes fueron arrestados, interrogados y torturados. Ese 18 de marzo, luego de la oración del viernes, miles de personas se volcaron a las calles de la ciudad para pedir su libertad y, por primera vez, se dio la muerte a un manifestante a manos de la policía siria. Diez días después, un grupo aún más grande se tomó las calles de nuevo. Esta vez las manifestaciones se extendieron hasta Damasco, la capital del país. La respuesta de las fuerzas de seguridad dejó 100 personas muertas y desató un ciclo de violencia: cada funeral de los manifestantes se convertía en foco protestas, que al ser reprimidas producían aún más víctimas fatales.

Durante los seis años siguientes a los hechos de Dara’a, Siria se convirtió en epicentro de la violencia sectaria y de la guerra indirecta entre poderes internacionales. El conflicto ha desplazado de sus hogares a más de la mitad de la población, y un tercio del total ha tenido que salir del país. En la actualidad, una de cada cinco personas desplazadas en el mundo proviene de Siria y el número sigue en aumento.

Regiones enteras de Siria están controladas por grupos extremistas -como el ISIS-  donde las decapitaciones y el sometimiento son el pan de cada día. Las leyes que gobernaron los conflictos desde la Segunda Guerra Mundial ya no son acatadas.  El uso de armas químicas y de “bombas-barril”, las ejecuciones de prisioneros y otras violaciones semejantes, son ahora prácticas comunes. Por eso un número tan grande de sirios decidió buscar un futuro alternativo en Europa. Por eso muchos de ellos sueñan con el asilo en la nueva “tierra prometida” de Alemania.

Este especial pretende documentar parte de esa realidad.

“Regiones enteras de Siria están controladas por grupos extremistas -como el ISIS- donde las decapitaciones y el sometimiento son el pan de cada día”

La chispa que encendió todo

Un acto de rebeldía, ocurrido en 2011 en la ciudad de Dara’a -cerca de la frontera con Jordania-, fue lo que motivó el inicio de las protestas a lo largo de Siria. En marzo de ese año, un grupo de 15 jóvenes escribió un mensaje en la pared de una escuela: “Ahora es su turno, doctor”, en alusión al presidente sirio Bashar Al-Assad, quien en su juventud estudió oftalmología. En el contexto de la Primavera que provocó cambios de régimen en gran parte del mundo árabe, el mensaje de los jóvenes de Dara’a tocó un nervio sensible.

Durante los días que siguieron al incidente, la policía siria buscó y encontró a los responsables: los 15 jóvenes fueron arrestados, interrogados y torturados. Ese 18 de marzo, luego de la oración del viernes, miles de personas se volcaron a las calles de la ciudad para pedir su libertad y, por primera vez, se dio la muerte a un manifestante a manos de la policía siria. Diez días después, un grupo aún más grande se tomó las calles de nuevo. Esta vez las manifestaciones se extendieron hasta Damasco, la capital del país. La respuesta de las fuerzas de seguridad dejó 100 personas muertas y desató un ciclo de violencia: cada funeral de los manifestantes se convertía en foco protestas, que al ser reprimidas producían aún más víctimas fatales.

Durante los seis años siguientes a los hechos de Dara’a, Siria se convirtió en epicentro de la violencia sectaria y de la guerra indirecta entre poderes internacionales. El conflicto ha desplazado de sus hogares a más de la mitad de la población, y un tercio del total ha tenido que salir del país. En la actualidad, una de cada cinco personas desplazadas en el mundo proviene de Siria y el número sigue en aumento.

Regiones enteras de Siria están controladas por grupos extremistas -como el ISIS-  donde las decapitaciones y el sometimiento son el pan de cada día. Las leyes que gobernaron los conflictos desde la Segunda Guerra Mundial ya no son acatadas.  El uso de armas químicas y de “bombas-barril”, las ejecuciones de prisioneros y otras violaciones semejantes, son ahora prácticas comunes. Por eso un número tan grande de sirios decidió buscar un futuro alternativo en Europa. Por eso muchos de ellos sueñan con el asilo en la nueva “tierra prometida” de Alemania.

Este especial pretende documentar parte de esa realidad.

asashttp://especiales.univision.com/refugiados-alemania/muerte-asistida/