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GUÍA PARA COMPRENDER LA POLÍTICA EN AMÉRICA

María Ramírez

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Eduardo Suárez

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Eduardo Suárez

La derrota en West Virginia apunta el punto débil de Hillary Clinton: la clase obrera blanca

Mayo 12, 2016

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Eduardo Suárez

La derrota en West Virginia apunta el punto débil de Hillary Clinton: la clase obrera blanca

 

Todos los sondeos auguraban el triunfo de Bernie Sanders en las primarias de West Virginia. Pero la magnitud de la derrota es un revés para Hillary Clinton, que deberá combatir en dos frentes hasta mediados de junio, con un ojo en su adversario demócratas y otro en la batalla que se avecina contra Donald Trump.

Hasta 16 puntos separaron a los candidatos en West Virginia. Una cifra notable si tenemos en cuenta que hace ocho años Clinton ganó las primarias del estado por 41 puntos y que su marido batió allí a Bush padre y Bob Dole en las elecciones 1992 y 1996.

Al menos dos factores explican la derrota de Clinton. El primero son sus desafortunadas palabras sobre la minería del carbón, que muchos votantes interpretaron como un insulto al sustento económico del estado, en crisis desde mediados del siglo XX y en estado de sitio por las políticas medioambientales de Barack Obama, que apuesta por combatir los combustibles fósiles y potenciar la energía solar.

El segundo factor es la composición demográfica del estado, que incluye un porcentaje alto de clase obrera blanca y apenas un 3% de afroamericanos: el grupo s0bre el que se ha sustentado el triunfo de Clinton durante las primarias de 2016.

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El mapa que incluyo sobre estas líneas lo publiqué aquí hace unos días y ahora lo actualizo. Indica el porcentaje en la mejora de Clinton con respecto a las primarias de 2008. El método que he seguido para hacer el mapa es el siguiente: primero calculo la diferencia que separó a la candidata demócrata de Obama hace ocho años estado por estado y luego calculo la diferencia que la ha separado de Sanders en cada lugar.

El estado donde más ha mejorado es Mississippi, donde perdió en 2008 por 25 puntos y donde ha ganado esta vez por 66. Los territorios donde más ha mejorado Clinton son aquéllos donde es mayor el porcentaje de afroamericanos. Por eso el mapa que he incluido arriba se parece tanto a este otro, donde los estados son más azules o más verdosos según el porcentaje de negros que refleje el censo de población.

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En este artículo me centré en los estados donde Clinton había mejorado en estas primarias con respecto a 2008. Ahora me fijaré en el otro extremo del espectro: en los siete territorios donde Clinton ha sufrido más en su pugna con Sanders por la nominación.

grafico estados clinton copia

Michigan es el único estado donde los afroamericanos representan más del 8% de la población. El giro con respecto a 2008 en Rhode Island, New Hampshire o Vermont se explica por los orígenes de Sanders en Nueva Inglaterra. Las derrotas en lugares como Michigan, Oklahoma o West Virginia, en cambio, podrían ser una mala noticia para Clinton, que ha sufrido este año entre los más jóvenes y entre la clase obrera blanca: dos grupos que necesitará atraer en las generales si quiere derrotar a Trump.

La buena noticia para Clinton es que ninguno de estos siete estados serán decisivos en noviembre. La mala noticia es que su batalla contra Trump se librará sobre todo en estados del Medio Oeste como Ohio, Pensilvania o Wisconsin donde los afroamericanos no son decisivos y donde viven millones de obreros receptivos a las soflamas del candidato republicano sobre la fuga de empleos o la inmigración.

La clase obrera blanca fue durante años la gran base de voto de los demócratas pero no tuvieron su apoyo en las tres últimas carreras presidenciales. Según explica este ensayo, ningún candidato demócrata a la Casa Blanca ha logrado entre los obreros blancos menos votos que Barack Obama, que perdió por 26 puntos en ese sector de la población. Esas cifras demuestran que los demócratas pueden llegar a la Casa Blanca sin el voto de ese grupo. Pero sólo con un candidato tan atractivo como Obama, que llevó a las urnas a grupos que no suelen ir a votar.

Antes de pensar en Trump, la candidata demócrata deberá competir hasta el último día contra su adversario demócrata. Quedan 1.067 delegados por repartir y tiene el triunfo al alcance de la mano. Pero quedan por votar ocho estados y tres territorios y Sanders aprovechará los focos para empujar a la izquierda a su rival y quizá construir un movimiento en torno a los asuntos centrales de su campaña: la desigualdad y el freno a la influencia de Wall Street.

A la luz de la demografía, Sanders debería ganar los caucus y primarias de estados sin apenas afroamericanos como Nuevo México, Montana, Oregon y las dos Dakotas. Lo tendrá muy difícil en New Jersey o California, dos estados urbanos que reparten cientos de delegados y donde Clinton ganó hace ocho años con autoridad. Kentucky, que vota este martes es difícil de predecir. Una derrota allí sería un problema para Clinton. No tanto por la pérdida de delegados como porque transmitiría una imagen de debilidad.

    Eduardo Suárez

    Eduardo Suárez (León, 1979) ha ejercido como corresponsal del diario ‘El Mundo’ en Londres, Bruselas y Nueva York y es creador junto a María Ramírez de la web de innovación periodística #nohacefaltapapel. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha cubierto diversos procesos electorales y ha entrevistado a líderes como Marco Rubio, Tony Blair o Gordon Brown. En 2011 asumió la corresponsalía del diario en Estados Unidos, donde cubrió las elecciones presidenciales de 2012 y el atentado contra el maratón de Boston y donde escribió decenas de historias sobre ciencia, cultura e innovación. Ha ejercido como comentarista en programas de canales como CNN, Univision, BBC, NY1 Noticias o Sky News. Es autor de los libros ‘La carrera’ (2012), ‘El rastro del Exxon Valdez’ (2014) y ‘Marco Rubio y la hora de los hispanos’ (2016). Ganó el Premio Internacional García Márquez al mejor texto de 2014 con un reportaje en Alaska sobre el Exxon Valdez. @eduardosuarez

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