noviembre 16, 2016 • Verificado por: José De Bastos H.
Sanders, la clase trabajadora y el diagnóstico de la derrota de Clinton
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Bernie Sanders

La derrota de Hillary Clinton frente a Donald Trump en la elección presidencial del pasado 8 de noviembre ha vuelto a colocar en primera fila de la política estadounidense al Senador Bernie Sanders.

Aunque el ex aspirante presidencial no ha querido sugerir que él hubiera podido ganar la elección, sí ha mostrado su decepción con la campaña de Clinton pero sobre todo con el partido demócrata, por la notable pérdida de votantes de la “clase trabajadora”, quienes favorecieron ampliamente a Donald Trump, sobre todo en el caso de los blancos.

“El partido demócrata necesita verse en el espejo y trabajar incansablemente para convertirse una vez más en el partido que los trabajadores saben que trabaja para ellos”

Los mitos sobre la clase trabajadora blanca

Las críticas de Sanders se han centrado en el aparente abandono de los demócratas hacia la clase trabajadora. Aunque es un concepto utilizado a menudo, la definición de la clase trabajadora puede variar, por lo que aquí nos referimos a los adultos que no completaron estudios universitarios, manera habitual a como es enmarcada en la política estadounidense.

Específicamente, Sanders ha venido diciendo que está “profundamente humillado porque el partido demócrata no puede hablar con la gente de donde yo vengo”. Inicialmente tiene razón: los votantes blancos sin educación universitaria (34% del electorado el pasado martes) favorecieron a Trump 67% a 28%, una ventaja que fue todavía más amplia entre los hombres blancos sin estudios universitarios (72% vs 23%), resultando claves para torcer la balanza en favor de Trump, de acuerdo a exit polls.

El detalle es que no se trata de un fenómeno extraño o nuevo. A excepción de las dos elecciones de Bill Clinton (1992 y 1996), en las que un tercer candidato tuvo mucha influencia, los republicanos siempre han ganado la mayoría del voto de los blancos sin estudios universitarios (la clase trabajadora blanca) desde 1980, de acuerdo al Pew Research Center.

Lo sorpresivo fue el margen de la victoria republicana con este bloque: los 39 puntos que le sacó Trump a Clinton con la clase trabajadora blanca representan 14 puntos porcentuales más que hace cuatro años, y la distancia más amplia en por lo menos las últimas 10 elecciones presidenciales.

El voto entre todas las personas sin título universitario, sin importar grupo racial o étnico, estuvo más parejo: Trump obtuvo 52% frente a 44% de Clinton, una cifra notablemente influida por votantes afroamericanos, latinos y asiáticos. En cambio, hace cuatro años, Obama ganó el voto de la clase trabajadora 51% vs 47%, por lo que entre una elección y otra el cambio favoreció en 12 puntos a los republicanos.

Vale añadir que en los tres estados que terminaron por darle el triunfo a Trump, Pensilvania, Michigan y Wisconsin, el cambio de favoritismo entre la clase trabajadora fue evidente. En 2012, Obama ganó ese grupo de votantes en los tres estados por 15, 13 y 4 puntos porcentuales, respectivamente. En 2016, Clinton perdió ese grupo de votantes en esos tres estados por 7, 4 y 16 puntos porcentuales.

La clase media y trabajar más horas por menores salarios

En sus apariciones y declaraciones públicas, comenzando por el comunicado que dio a conocer horas después de que se declarara el triunfo de Trump, Bernie Sanders ha usado dos argumentos que durante la campaña presidencial ya analizamos, y consideramos engañosos.

“Donald Trump tocó en la molestia de una clase media decreciente que está harta de la economía del establishment, de la política del establishment, y de los medios del establishment. Las personas están cansadas de trabajar más horas por menores salarios…”, escribió en su primero comunicado post-electoral.

Como hemos analizado anteriormente, es cierto pero engañoso decir que la clase media ha venido disminuyendo en Estados Unidos. Según el Pew Research Center, entre 1971 y 2015, el porcentaje de la población que es considerado de clase media bajó de 61% a 50%. Sin embargo, esa caída de 11 puntos porcentuales se dividió siete por ciento hacia la clase alta, y cuatro por ciento hacia la clase baja.

Por otra parte, su argumento, muy repetido durante la campaña de primarias, de que las personas en la actualidad trabajan más horas por menos salario, no tiene fundamento en las estadísticas y estudios que se hacen al respecto.

En promedio, la semana laboral en Estados Unidos ha venido reduciéndose desde 1960, de más de 38 a cerca de 34 horas de trabajo por semana. A su vez, los salarios por hora desde los años 60 se han mantenido bastante constantes. En 1973 se tocó el punto más alto de salario por hora, con un promedio de $22.41. A partir de ahí comenzó un lento descenso en los años 80 y 90, para recuperarse lentamente hasta los $20.67 la hora en 2014.

Si se toma a la familia como punto de referencia, sí se están trabajando más horas, sobre todo por la mayor incorporación de la mujer en el mercado laboral, pero eso ha llevado también a un incremento en los ingresos familiares.

Veredicto

En resumen, consideramos los argumentos de Bernie Sanders medio mentira. Sugerir que el voto de la clase trabajadora blanca ha sido perdido por el partido demócrata no tiene base numérica, según exit polls en las elecciones presidenciales desde 1980. El voto de la clase trabajadora en general sí ha cambiado entre uno y otro partido, y Obama pudo obtener su respaldo mayoritario en 2008 y 2012.

Decir que la clase media se viene reduciendo y que las personas trabajan más horas por menores salarios, es dejar mucho contexto fuera de ambos fenómenos.

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